martes, 21 de junio de 2011

Adolescencia y Tribus Urbanas



Por Esteban Fernandez


La siguiente entrevista fue realizada para www.crear-t.com.ar





1) Para la psicología, ¿qué es una tribu urbana?
- Descriptivamente hablando, las llamadas ¨ tribus urbanas ¨ son grupos conformados principalmente por jóvenes adolescentes en el contexto de las ciudades contemporáneas. Por regla general, un grupo es entendido como un conjunto de personas que comparten algo entre si, provocando cierto sentimiento de unidad, confianza, protección, identidad, etc. Es decir que no basta con tener una ¨ multitud ¨ para poder hablar de grupo, ya que esta última es simplemente un conjunto de individualidades ocupando un mismo espacio y/o tiempo, pero que no buscan nada específico con el otro ni comparten algo sobre lo que puedan sentirse parte.  En otras palabras, para que se pueda hablar de grupo debe estar presente el factor ¨ libidinal ¨ (o amoroso) que permita que diferentes personas que comparten un mismo ¨ Ideal ¨ (una idea política, una creencia, una postura, etc.) se identifiquen entre si, evidenciando esta unidad a través de un modo parecido de vestir, de hablar, de expresarse y demás. Podemos sostener que algo del Yo de la persona se mimetiza con el grupo, a através de la idealización compartida y de la identificación mutua. El grupo se forma gracias al aporte de las identidades de las personas que lo conforman, y al mismo tiempo, esas personas conforman su identidad gracias al grupo que pertenecen.
En el caso de las tribus, desde su denominación como tal, podemos pensar que se dan como ciertas minorías que emergen como islas autónomas dentro del gran océano de la ciudad que las alberga. Pareciera que el grupo dominante de la sociedad adulta no termina de aceptar, legitimar e incorporar como parte de la comunidad a los grupos adolescentes con sus características particulares y diferenciales.
La globalización trae como correlato la tendencia a la uniformidad universal. El mundo adulto se organiza sobre esa tendencia, con sus ideales, leyes, y sistemas identificatorios. Es el mundo adulto también, un gran grupo. Pero generalmente, el interés no recae sobre el grupo mayoritario, sino sobre aquellos que son considerados minoritarios. En otras palabras, se invisibiliza que es desde un gran grupo desde donde se mira con ojos dudosos a los grupos pequeños.  Lo esperable es que la mirada, la voz y las preguntas recaigan sobre las tribus en lugar de que también puedan provenir desde éstas hacia, por ejemplo, el mundo adulto.  Son estas cuestiones psicológicas, sociales y políticas muy interesantes, que merecen un desarrollo profundo en cada una de sus vertientes.

2) ¿Por qué cree que los jóvenes buscan formar parte de estos grupos culturales?
- En principio debemos tener en cuenta que justamente los que forman estos grupos son adolescentes. Desde una mirada biológica, sabemos que en la edad de la pubertad  se llevan a cabo modificaciones en el cuerpo de todo tipo. Desde una mirada quizás más amplia o abarcativa, notamos que las modificaciones que se dan durante la metamorfosis de la pubertad atañen al joven como un todo. Cambia su cuerpo internamente (por ejemplo a nivel hormonal) y externamente al nivel de la imagen. El adolescente es una persona que tiene que vérselas con todo un mundo nuevo, o mejor dicho, es él lo nuevo que ahora tiene que vérselas con ese mundo en el que se encuentra. Desde el psicoanálisis se sostiene que el adolescente es aquel  que se encuentra en una etapa en la cual ya no se siente parte de su familia. Comentándolo rápidamente, la reactualización enérgica que del complejo de Edipo (a nivel de lo inconsciente) se lleva a cabo en esta edad, empuja al sujeto hacia la exogamia, es decir, a buscar referencias fuera de su seno familiar. Esta segunda socialización, como la llaman algunos autores, deja al adolescente en medio de una realidad infantil que debe dejar atrás y un mundo adulto del cual aun no se siente parte y desde el cual recibe una mirada dudosa, interrogativa, incomprendida, a veces intolerante. A esta edad se la llama comúnmente de transición, pero no por eso es menos importante para la estructuración del psiquismo humano. Es ahí cuando el joven busca afianzar su identidad en el grupo de pares. Dependiendo de las características individuales, concientes e inconcientes, el adolescente se siente parte de ciertos grupos más que de otros. Inclusive, el propio grupo busca afianzarse como unidad rivalizando con otros grupos que sirven como un límite exterior (nosotros no somos como ellos). Concretamente, la fórmula que nos permite pensar este fenómeno de las tribus se compone de un conjunto de personas buscando construir una identidad dentro de un dispositivo que les ofrece participar en esa construcción.

3) ¿Puede correr riesgo la salud psíquica de un joven que se integra a estas tribus?
- Esta es una pregunta compleja que necesita de una capacidad pronóstica muy difícil de establecer. En principio no habría razones concretas para pensar que una tribu urbana tenga como característica inherente el hecho de ser un riesgo para la salud psíquica de quienes la integran.  Es más, las tribus sirven de grupos de contención y de desarrollo de un psiquismo en plena reorganización. Y en última instancia, la tribu es también un lugar en donde se pone en juego el amor entre los individuos que la conforman. Recordemos que lo que mantiene unido a un grupo como tal son sus ligazones libidinales. Claramente, como en cualquier otro espacio social, la tribu podría llegar a ser riesgosa para el individuo, como así también el individuo podría ser riesgoso para la tribu de la que forma parte. Por ejemplo, si en una tribu se fomenta la violencia o el uso de drogas indiscriminados, por decir algo, no es menos riesgoso que la misma situación se de, por ejemplo, fomentada desde la instituciones y los medios masivos de comunicación del mundo adulto. En todo caso, la pregunta habría que redireccionarla desde las tribus en sí hacia los elementos perjudiciales como la violencia en todas sus formas y espacios sociales.  Si el adolescente necesita resguardarse dentro de estos bunkers sociales es porque siente e intuye que los riesgos se corren en ese grupo dominante adulto que, a su vez, sospecha de las tribus como lugares de riesgo para el adolescente y para el status quo imperante.

4) ¿Cree que influyen los problemas personales?
 - El adolescente necesita integrar diferentes grupos debido al conflicto psíquico en el cual se encuentra inmerso. Como decía mas arriba, hay toda una restructuración psíquica en donde se deben buscar referencias desde la endogamia hacia la exogamia, reconfigurar la imagen corporal y aceptarla como tal, buscar una identidad sexual y reconocer el lugar que se ocupa dentro del cuerpo social. No me animaría a llamar problema a dicho conflicto, por más que no sea para nada fácil el tratar de resolverlo. Si lo pensamos en término de problema podemos confundir todo este proceso necesario con algo propio del orden de la enfermedad, patología o anormalidad. De esta manera seriamos poco justos con lo que en realidad se esta poniendo en juego. De todas maneras hay que estar atento a que, dentro del proceso esperable, también puedan darse situaciones propias de lo problemático o lo patológico. Y también es necesario aclarar que por más que el proceso sea esperable, no por eso ha de desmerecer la atención y la importancia que reviste para el adolescente en pleno desarrollo psicofísico. Sostengo que el mundo adulto no debe olvidar que alguna vez ha sido niño y adolescente para ser tal.

 5) ¿Suelen concurrir a su consultorio adolescentes que pertenezcan a tribus urbanas?
- A nivel estadístico, la mayoría de los adolescentes que consultan suelen pertenecer a algún grupo con sus características masomenos definidas y diferenciadas. La profundidad en la que se encuentran inmersos, dentro de esos grupos, varía de joven a joven. En la clínica es muy importante no solo no desmerecer a estos grupos de pertenencia, sino todo lo contrario. Gran parte del trabajo con adolescentes se basa en la escucha, acompañamiento e intervención sobre el material relacionado a los grupos de pertenencia. El analista, lejos de ponerse en una posición en la que juzga al adolescente, le da lugar a la palabra del mismo. De esta manera, el proceso del desarrollo de la identidad del paciente se ve beneficiada por el ¨ hacer conciente lo inconciente ¨, permitiendo al mismo tener una mirada nueva y diferente sobre si mismo y su relación con los demás.

 6) ¿Cómo deben actuar los padres de un chico que cambia bruscamente, por ejemplo, para integrar una tribu emo?
-      Los cambios de la pubertad y la adolescencia se caracterizan, muchas veces, por ser bruscos. Estos cambios disruptivos no solo angustian al joven que los padece, sino que también son una incógnita para los padres y/o el entorno. Al mismo tiempo que disparan una restructuración psíquica del adolescente, también se generan preguntas sobre cuál es el papel o el rol de un padre frente a este tipo de situaciones. Sobre esto hay dos cuestiones importantes a tener en cuenta. La primera tiene que ver con el lugar efectivo que los padres deben ocupar frente a un hijo que pasa a formar parte de una tribu urbana. Ante todo, seria beneficioso que lograran establecer un vínculo en el cual se de una comunicación que apunte al difícil entendimiento mutuo, la comprensión y el apoyo en aquellos aspectos donde unos y otros son mas vulnerables. Pienso que lo ideal seria buscar las maneras de apuntar a romper con los prejuicios que puedan existir desde un lado y el otro. Es decir, aquellos que existen desde el adulto sobre el mundo adolescente y aquellos del adolescente acerca del mundo adulto.

Por ejemplo, la tribu de los emos tiene ciertas características estéticas muy llamativas. Que sean del orden de lo estético no significa que deban ser menospreciadas.  Cuando se escucha a algún integrante de tal tribu, los mismos suelen decir que el nombre que los engloba deriva de emocional. Esto nos da la pauta de estos chicos se encuentran frente a un sentir nuevo, masivo. Ellos sostienen que sienten más que el resto. Claramente están en la búsqueda de un sentido para esas emociones que irrumpen en sus vidas. Allí son los padres los que ocupan un lugar de garantes de una ley que, transmitiéndoselas a sus hijos, le permitirán a esos chicos desarrollo hacia el ordenamiento de si mismos, de su sexualidad en sentido amplio, en definitiva, de su identidad. Si el adolescente rivaliza contra el orden adulto y de los padres, es porque también necesita encontrar una ley a la cual adecuarse. 
Es de mencionar la importancia de quien consulta al profesional psicólogo. ¿Es lo mismo que lo haga el adolescente por cuenta propia a cuando la consulta nace por decisión de sus padres? A veces la demanda de consulta tiene implícita una pregunta por la paternidad, valga la redundancia, de los padres mismos del adolescente. En ese caso puede ser muy productivo que se lleve un trabajo psicológico con el adolescente y los padres del mismo.
Y para finalizar, nos gustaría que nos aporte lo que le parezca con respecto a los jóvenes.
 
- Creo que una de las cosas mas importantes que se derivan de esta temática es el miedo. El miedo ante lo nuevo, lo que aparece bruscamente, lo que no se sabe bien como manejar, como entenderlo, como soportarlo. Si al adulto le genera este tipo de sensaciones, ¿qué cosas le estarán ocurriendo al joven que vive estos cambios en carne propia? Quizás el choque entre estos dos mundos, el del adolescente y el del adulto, sea algo inevitable y hasta necesario. Y en este choque es necesaria la pelea y la discusión, pero también es necesario el amor, la creación de lazos y la generación de confianza. 




domingo, 15 de mayo de 2011

Mantis Religiosa

Cito un pasaje del Seminario 9 de Lacan (La identificacion):



¨Tengo que ilustrar esto -me disculpo- y aún groseramente para hacer sentir lo que quiero decir, presto a que traten de servirse de ello, lo que puede servir en todos los lugares donde hay angustia. Pequeño apólogo que no es tal vez el mejor. La verdad, lo he forjado esta mañana, diciéndome que era necesario que trate de hacerme comprender. Habitualmente me hago comprender de costado, lo que no está mal; eso les evita engañarse en el lugar correcto. Voy a intentar hacerme entender en el lugar correcto y evitarles cometer errores: supónganme en un lugar cerrado, sólo con una mantis religiosa de tres metros de alto -es la proporción justa para que yo tenga la altura del macho y estoy vestido con una piel del tamaño de dicho macho que mide 1,75 m., aproximadamente mi altura. Me observo, observo mi ridícula imagen en el ojo facetado de la mantis religiosa. ¿Es eso la angustia? Está muy cerca. No obstante al decirles que es la sensación del deseo del Otro, esta definición se manifiesta en lo que ella es, a saber puramente introductiva. Deben necesariamente que referirse a mi estructura del sujeto, es decir, conocer todo el discurso antecedente para comprender que si se trata del Otro con mayúscula, no puedo contentarme sin ir más allá de esta representación de mi pequeña imagen como mantis macho en el ojo facetado del otro. Se trata, hablando con propiedad, de la aprehensión pura del deseo del Otro como tal, ¿si desconozco justamente qué? Mis insignias: a saber que estoy disfrazado con los despojos del macho.
No sé lo que soy como objeto para el Otro. La angustia, se dice, es un afecto sin objeto, pero esa falta de objeto hay que saber dónde está, está de mi lado. El afecto de angustia está en efecto connotado por una falta de objeto, pero no por una falta de realidad.¨




Ahora una reseña de Wikipedia acerca de la Mantis Religiosa, para concluir la idea:



¨Son animales solitarios excepto en la época de reproducción, cuando macho y hembra se buscan para aparearse. Cuando hay más de un macho cerca de una hembra, éstos se pelean y sólo uno se reproduce. Las hembras son mayores que los machos. Durante y tras el apareamiento la hembra se come al macho.¨





Mantis Religiosa. La foto la saqué en mi casa.





domingo, 1 de mayo de 2011

¿Paciente o Cliente?

Por Esteban Fernandez

A diferencia de la etica psicoanalitica, en donde se pone en juego el Deseo subjetivo interrogando a la demanda yoica del paciente, se desarrolla aqui el modo de operar de las psicoterapias cientificas en boga en relacion a la negacion del Deseo y a la relacion de la satisfaccion de la demanda mercantilista del ¨cliente¨ que exige un servicio desde un yo que padece.

Las psicoterapias trabajan para ¨reestablecer¨ al cliente. Se trata de reestablecerlo a un punto de ¨felicidad¨, ¨bienestar¨ o al menos a un ¨dejar de padecer¨. Re establecer significa que se intenta volver a ubicar a esa persona en un lugar en el cual había cierto bienestar (o al menos se trataba de cierta situación personal que no implicaba una consulta psicológica). Re establecer significa volver a acomodar a esa persona. ¿Por qué no? ¿Acaso es un pecado la comodidad y el bienestar? Cuando la persona sufre, esa armonía cómoda y de bienestar (¿podemos decir felicidad?) se rompe. Algo comenzó a fallar en el sistema. Algo le hace tener palpitaciones y miedos irracionales.
Si la persona sufre, las psicoterapias tienen ante si la evidencia irrefutable de una falla en la persona que ya no logra establecerse en el sistema que hasta cierto punto le otorgaba un lugar de bienestar. En algún momento de su existencia comenzó a procesar la información de una manera poco adaptativa. Sesga de un modo irracional (o no tan racional como debiera ser) la percepción del universo en el cual el mismo se encuentra.
Descriptivamente todo esto es cierto: el miedo a morir en el ataque de pánico es irracional. El mundo se torna un lugar extraño, ajeno, donde uno ya no se siente parte. O donde uno se siente parte pero de un modo sufriente. Sea como sea, ya no se vive en el bienestar.
Las psicoterapias permiten que el sufriente acceda a un modo de pensar que le permita el reestablecimiento. Por un lado se logra la desensibilización de aquellas ideas que provocan padecer. Se les resta su fuerza patógena. Así como en un ordenador podemos eliminar un virus, podemos hacer algo parecido con esas ideas enviándolas a una papelera de reciclaje mental donde ya no tengan ningún efecto (al menos durante 2 años comprobables). Allí donde la idea que enferma ha dejado una vacante, se logra introducir en el sistema mental (con ayuda del psicoterapeuta o por el trabajo personal del padeciente en progreso de curación) nuevas ideas sanas, productivas, positivas. En otras palabras, las ideas reemplazantes son aquellas que permiten el reestablecimiento.

Si el ser humano sintiera, pensara y actuara de determinadas maneras, se podría evitar el engorroso suceso del sufrimiento. Y allí es donde las psicoterapias ejercen lo mejor de si mismas: psicoeducar al padeciente para que deje un sentir-pensar-actuar erróneo, desadaptativo y sufriente y logre construir uno que lo reestablezca al medio en el cual dejo de sentirse cómodo. La psicoterapia no solo ofrece eficacia clínica, sino que además aporta a la humanidad un modelo elaborado de manera rigurosamente científica de cómo debería ser el Ser Humano (para ser mas justos, el modelo es de cómo debería ser el Ser Humano para vivir establecido, en bienestar y adaptado).

De esto se desprende una ¨virtud¨ de la psicoterapia en comparación con otras disciplinas, como por ejemplo, el psicoanálisis lacaniano: tiene una capacidad pronóstica y preventiva. Al tener en claro y bien delimitado los conceptos que hacen al ser humano normal (léase normal en cuanto no padeciente) se puede identificar los puntos erróneos del sistema psi en base al sistema normal psi y confeccionar objetivos terapéuticos a nivel poblacional (lo cual permite que el sistema de salud sea mas eficiente y eficaz para con su población, al poder trabajar con el conjunto). Por ejemplo: ya no tenemos que perder tiempo en largas horas de sesiones para ¨curar¨ la enfermedad psi. Sabemos que todo miedo irracional del ataque de pánico responde a un error de juicio o a una manera poco correcta del procesamiento de la información que debe ser reemplazado, mejorado, educado. Tenemos que el modo correcto de procesamiento de información es no tener ningún miedo irracional que provoque palpitaciones. Una conducta que quede por fuera de este modelo de Ser Humano normal (repito, me refiero a No Padeciente) debe ser por fuerza, una conducta motivada por un desajuste. Es decir, es una conducta propia de un Ser Humano que debería ser de otra manera si pretende evitar el sufrimiento. Tenemos modelos concretos de lo que debería ser el Ser Humano y lo que no debería ser para permitir su reestablecimiento.

Se han superado los ¨pormenores¨ que la teoría de lo inconciente, en el sentido de la segunda tópica freudiana (el Ello), podrían haber impuesto al tratamiento de la enfermedad mental. Poco importan, a decir verdad, los aspectos ligados a los viejos conceptos ¨casi metafísicos¨ como el Deseo o La Pulsión. La Cura o el Reestablecimiento comprobado por medio de técnicas psicoterapéuticas focalizadas no dejan margen de duda en cuanto a esto. Se puede trabajar sobre los aspectos yoicos (aquellos que incluirían los componentes concientes, preconcientes e inconcientes) del padeciente logrando eficacia clínica. Entonces ¿para qué perder tiempo y recursos en trabajar sobre aspectos que ni siquiera están debidamente delimitados y sobre los cuales el trabajo se vuelve difícil de conceptualizar?

Al realizar un tratamiento psicoterapéutico desde y para el Yo del padeciente (desde las ideas más superficiales hasta aquellas denominadas ¨nucleares¨), el camino lógico a seguir es atender a una demanda desde y para este Yo que se presenta en la consulta. Si tenemos que la lógica es una, es decir la yoica, todo lo que sea ilógico en su ser (que probablemente devendrá en padecimiento desde el punto de vista psicoterapéutico) debe ser parte de algo erróneo de su maquinaria que debería funcionar, lógicamente, de otra manera. Así como el virus del ordenador es una intrusión en un engranaje virtual que funcionaria como se lo espera de no ser por este intruso, la mente humana funcionaria como es lo esperable de no ser por estos errores de procesamiento que, al modo de una falla en el sistema, una idea patógena intrusiva, provocan un funcionamiento que debe ser corregido. No hay ninguna razón para considerar a estas expresiones de fallas como algo que pudiera tener que ver con el ser humano en si, ya que el modelo de funcionamiento humano esperable es bien otro. Por consiguiente, hablar de Deseo en sentido psicoanalítico puede ser interesante para el ámbito y la discusión filosófica, muy rico en la generación de conocimientos y el desarrollo intelectual, pero en muy poco sirve a la hora de tratar con la problemática de la persona que presenta un sufrimiento. Es por esto que es justificable el tratamiento que apunte a la resolución de la problemática que parte de la demanda yoica.

¿Por qué no hablar de cliente cuando nos referimos al padeciente que demanda atención psicológica? Si la tendencia del medio es que esté el todo organizado mediante la oferta y la demanda (repito, la tendencia), donde la salud queda enmarcada dentro del mismo juego del sistema mercantilista (el acceso a la salud no debe ser una garantía del Estado, sino que debe ser posibilitado por el poder adquisitivo, es decir, mediante la privatización), ¿ no seria injusto seguir hablando de paciente en lugar de cliente? La tendencia PSI contemporánea sigue esos mismos lineamientos mundiales neoliberales, que permiten volver al sistema de salud mas eficaz, generando un desarrollo y  un progreso tecnológico que no podría darse dentro de un encuadre estatista. Si bien este modo de encarar a la salud también posee sus puntos débiles (como la cuestión de la privatización del acceso a la salud y que la mayor parte de la población mundial quede por fuera del sistema) no por esto debemos dejar de reconocer sus avances. La salud es un servicio más (quizás uno de los mas importantes y de los que mayores volúmenes de dinero hacen mover a nivel mundial) que esta dejando de ser un derecho de la humanidad para pasar a ser algo a comprar.

El cliente demanda un servicio. Y como cliente, siempre tiene la razón. El mercado se rige por ofrecer al comprador o al cliente aquel producto o servicio que demanda (muchas veces creando necesidades, si, pero necesidades que pasan a formar parte del comprador). El ofrecer un servicio o producto diferente al cual el cliente demanda , y el cual el mercado ha prometido ofrecer, sería romper con una regla básica, nodal y fundamental del movimiento mercantilista. No sería esa la manera en la cual el sistema mercantil logra desarrollarse. Importantes juicios reciben en EEUU aquellas empresas que terminaran vendiendo algo diferente a lo que prometen estar ofreciendo. Es una regla rígida, pero que hace que la cosa funcione ordenadamente para el bien de todos.

El sistema de salud apunta a ser parte del sistema mercantil. El paciente debería ser ahora un cliente que demanda un reestablecimiento, un bienestar. No es trabajo del psicoterapeuta, como se dijo mas arriba, interrogar (que difiere de poner en duda) aquella demanda, sino que debe por regla, satisfacerla. Tampoco es cuestión de la psicoterapia venir a trabajar el padecimiento en relación a, como dicen los lacanianos, ese Otro (que puede estar encarnado en una religión, un país, un sistema económico determinado, un grupo cualquiera que sea). Es el propio cliente aquel que padece por la falla en el procesamiento de la información. Por eso es posible extender la terapia a todas (o casi todas) las personas del planeta, sean estas de la religión que sean, o pertenezcan al partido político que sea, o al cuadro de futbol del que sean fanáticos. En definitiva, no es el contenido lo que esta en juego, sino la manera en que se lo procesa.

Si el bienestar social y los modos de adaptación son construidos por el momento socio-histórico en el cual se vive (recordemos a los lacanianos y su concepto débilmente delimitado de ¨Otro¨), la psicoterapia debe, por regla, venir a reestablecer al cliente a ese contexto socio-cultural del cual emerge, del cual se ha corrido (expresándose este corrimiento mediante el padecer) y del cual debe volver a adaptarse.
Son los ritmos sociales los que marcan las deficiencias personales. Y es, por qué no, muchas veces el no poder competir lo que provoca el padecer. Perder en la carrera social y sentirse excluido.  Y muchas veces ese No Poder tiene una relación mas importante con un mal procesamiento de la información que con la realidad en si misma. En la psicoterapia se trabaja, justamente, para que el cliente pueda reconocer esa realidad en donde hay otras posibilidades de sentir-pensar-actuar que le permiten ese reestablecimiento al medio en donde pueda competir y progresar. En otras palabras, se le ofrecen ¨herramientas de desarrollo personal¨. ¿Acaso no sufre el fóbico de tener lejos de si el éxito social? ¿ O el que padece de TOC de no poder enfocar sus pensamientos y energías en cosas realmente importantes? ¿ No sufre de depresión aquel que se considera menos y que todo lo ve negativo? ¿ No sufre el gordo por considerarse feo? ¿No sufre la anoréxica por considerarse fea? ¿No padece de pánico aquel que considera que, directamente, va a morir? Sin circunscribir la relación entre el cuadro clínico y el padecer en terminos de competencia, tenemos que todos estos errores en el procesamiento de la información pueden ser modificados mediante la psicoterapia, con gran eficacia comprobada. El cliente es restituido a su medio sin padecer. Ya no se cree menos, sino que esta listo para encarar la vida y competir en el medio.
El cliente demanda un modo de sentir-pensar-actuar acorde al bienestar que ha perdido. Si bien por algún tiempo ha podido desenvolverse sin problemas, ha llegado a cierto punto donde su modo de procesamiento falla y debe ser corregido. Es entonces que en la psicoterapia se le ofrece un modo científicamente comprobado y mas ajustado a cada persona en particular, para poder procesar la información de una manera mas eficaz.

En definitiva, el Sujeto con el que se encuentra la clínica psicoterapéutica esta enmarcado dentro del termino de cliente. Y como tal, se debe responder a la demanda explícita del mismo, ya que la psicoterapia es parte del sistema mercantilista de la salud. No es el consultorio psi el lugar donde debe interrogarse el lugar del Sujeto con su padecer, e incluso con su demanda, sino que debe ser satisfecha. ¿Qué es lo que debería interrogarse si ya sabemos que esa demanda esta basada en un error de juicio que debe ser reacomodado?¿ Qué es lo que debería interrogarse si tenemos, desde el marco científico, un modelo de mente y de procesamiento en el cual se debería ajustar cada ser humano? El padecer es un error individual, de un individuo que vive en un medio al que tampoco debería interrogarse (salvo en aquellos puntos en donde no permite el despliegue del modelo científico del pensar-actuar-sentir correctos. Aquí se pone en juego la capacidad pronóstica y preventiva de la disciplina). Y donde tampoco hay por qué interrogar la relación de ese individuo al medio, sino que esa relación solo debe ser modificada para que vuelva a ser cómoda (la psicoterapia no solo es consecuente con el sistema global, sino que lo es también a cada grupo en el cual la persona es parte)

El sistema de salud se ajusta al medio, se vuelve mercantil. La psicoterapia se enmarca dentro de este nuevo sistema de salud, conviviendo con sus anhelos y objetivos. El padecer se ajusta a esos objetivos y modos de conceptualizarlo concretamente.
Por ultimo, podemos decir que las psicoterapias SI tienen que ver con la transacción monetaria (ya que si hablamos de cliente hablamos de vinculo mercantil mediante, donde hay un pago entre una oferta y una demanda); tiene mucho que ver con el sistema , y concretamente con el sistema capitalista de privatización de la salud, y con plantear a la psicoterapia como una oferta de satisfacción de la demanda yoica del cliente. Lo que si no entra en juego es una mente maligna por parte del profesional ni por parte del cliente. Solo demarca una postura ética consecuente con las leyes que rigen al mercado, el cual le da forma al sistema capitalista. Y en cuanto al cliente, el objetivo es que este te reestablezca al modo científico de concebir el procesamiento de la información correcto.

viernes, 18 de marzo de 2011

Ingenuidad Biologica, parte 2

Por Esteban Fernandez


La idea del evolucionismo aplicada groseramente al humano es la idea del debería ser¨, no del ¨esto es lo que es¨. Es decir, la postura es que el hombre DEBERIA comportarse de tal o cual manera, según las leyes biológicas que rigen la evolución, con el fin de perpetuar la especie. La historia nos dice que mas allá de los ideales biologicistas (que  están emparentados a los fascistas y religiosos) hay hechos. Esos hechos no deben ser dejados de lado, ya que si pretendemos crear conocimientos serios y científicos debemos tomar los datos empíricos significativos, y no solo una parte de ellos y arrojar hipótesis vergonzosamente desacertadas. Yo no se como debería ser el ser humano para ser perfecto, o para ser normal, o para ser ideal. Lo que si puedo saber es lo que es, a veces más, a veces menos. Lo que es nos muestra que el hombre es capaz de tomar toda su biología (que no hay que negarla porque sino parece que estamos hablando de hombres metafísicos, sin cuerpo ni ambiente) y subvertirla de las maneras mas diversas, graciosas, atroces, acertadas, olvidables, etc.
No es la ley biológica pura la que regula la conducta humana. No es el instinto lo que determina una conducta. Es la ley cultural la que regula al hombre y su biología que lleva a cuestas, y es la pulsión lo que esta a la base de la conducta humana. A partir de poder entender que el instinto esta trastocado en el hombre, podemos empezar a ver de que manera esta trastocado, y de que manera toma las formas que toma en la expresión fenoménica de cada conducta observable. El biologicismo ingenuo es algo que no puede pretender seriedad.
Incluso ahí, donde hay ¨pura biologia¨ hay un ser humano que decide actuar biológicamente. Tratándose de lo humano, por mas que parezca lo mas biológico posible, su comportamiento es siempre artificial. En todo caso, una reproducción e imitación de lo biológico. Una vez que usas representaciones de representaciones perdiste la conexión directa con lo biológico, que podes volverla a armar si lo deseas, pero ya esta reconstruida. La ley social y cultural nos engloba a todos, se puede decir que supera al individuo, tomándolo y transformando su animalidad en algún sentido. Pero no es un saber ajeno a la propia construcción humana, y a un mantenimiento por parte de la subjetividad humana de ese discurso. Sea el ideal que sea, religioso, biologicista, psicoanalista (si es que plantea algún ideal), criminal, animal, intelectual, etc., es siempre un ideal construido, aunque se disfrace de ajeno al deseo humano que lo forma y lo mantiene en vigencia, o que lo hace caer también.



Lo adaptativo es un concepto que baja desde un discurso que lo establece como tal. No tenemos una ley natural que la predisponga, como sostienen algunos, sino que depende de cada época y cada ideal de humanidad (mas allá de los juicios de valor de cada ideal que se juegue).
El ideal de adaptación no es natural, es cultural, las reglas las impone el medio social. Si uno no aprende esas reglas sociales de éxito-fracaso (lógica fálica), esta condenado al fracaso y hasta a la muerte.
En una época se relacionaba estadísticamente a la tuberculosis con la esquizofrenia (causa y efecto respectivamente), porque muchísimos casos de tuberculosis se presentaban con esquizofrenia. Pero también hay esquizofrenia sin ninguna morbilidad que la acompañe.
Si vengo de una familia de heterosexuales (no solo mis padres, sino también todos mis abuelos) y yo salgo homosexual, ¿decimos entonces que hubo una mutación genética? Cierra bien, pero dejamos por fuera la relación del ser humano para con los otros y los condicionamientos sociales en su formación.
Si los genes son homosexuales, ¿por que un infante pre edípico muestra una sexualidad activa disparada tanto por hombres como por mujeres? debería conocer de manera genética la diferencia sexual, cosa que no ocurre. . El niño interpreta al mundo y sus objetos como de un único sexo, ya que no hay fallas ni faltas. Cuando aparece la diferencia sexual en juego...bueno...pasan un par de cositas interesantes. La sexualidad es una elección, lamentablemente. Lo que no quiere decir que no vengamos con un cuerpo ¨caliente¨, pero esa calentura encuentra una descarga construida a posteriori. Se configura durante la vida de la persona.
Un ser sin un cuerpo sexual no va a tender a la sexualidad. Es básico. Ni se lo pone en duda. Pero esas sustancias orgánicas dan la posibilidad de, no dan la determinación de. Lo humano se para en lo orgánico y construye un ser más allá de eso. El ser humano no se termina en lo real, como si lo hace el mundo natural, sino que se le agrega lo simbólico y lo imaginario.
Si a una persona le agregas sustancias (por ejemplo, el alcohol) su comportamiento se va a modificar. No se que partes del sistema nervioso afecte, pero es obvio que la sustancia actúa a nivel orgánico de manera importantísima. Se que el alcohol implica una depresión del sistema nervioso. Esto hace que de alguna manera uno sea más inconciente. Y a partir de ahí, uno se pregunta que sucede a nivel yoico, y a nivel del ello también. El yo se ve reducido gracias al efecto de la sustancia, que acalla los dictámenes moralistas que envuelven al yo. Aflora algo de la animalidad de la persona. Se es más impulsivo. Pero, ¿que lleva a la persona a consumir el alcohol? ¿Como se relaciona esa persona con esos efectos a nivel orgánico? ¿Que le permite ocultar? ¿Que le permite hacer? ¿Porque no se permitiría hacer lo mismo estando sobrio? ¿A que grupo pertenece llevando a cabo esa conducta? ¿Que significa el alcohol para el? ¿Que significa su cuerpo con o sin alcohol? Mas allá de lo estrictamente orgánico, se nos abren preguntas acerca de que significa esa sustancia y esos efectos orgánicos para esa persona, que, por el camino de la biología pura no podríamos saberlo. ¿Se entiende el punto? La psicología no se desentiende de lo biológico, ni lo biológico de lo psicológico. Solo hay posturas ingenuas, psicologiscistas o biologiscistas.
Es un error como el de creer en el instinto materno, o en el instinto gregario. Nada de eso hay en la persona. La persona nace y vive antisocial (aunque para ser persona, el vínculo social es imprescindible), y es por decisión voluntaria que elige socializarse, renunciando en parte a su satisfacción personal. La persona odia a muerte a su par, a su contrincante, y no se acerca a sus objetos de satisfacción más que por la satisfacción que este le provoca. Pero de todo esto la persona aprende, entiende que vivir en sociedad puede aportarle algo que se le ha escapado al nacer. Cierta protección, o cierta esperanza de amor en esa sociedad. La persona no nace ni social, ni sexualmente direccionado. No puede decirse entonces que es un bagaje genético con objetos pautados, sobre todo cuando esos objetos son del mundo exterior. ¿No Estaríamos hablando de un idealismo sino? ¿Todo estaría conocido en el ser humano y se archiva en sus genes? Es una posición muy jugada, y hasta los más biologicistas estarían en desacuerdo. Una persona que no entra en contacto con el mundo no se subjetiviza. Incluso muere. Si ya estuviera pautado todo, no haría falta un Otro allí que subjetivize. No haría falta la escuela, ni la discusión, ni los argumentos, ya que los objetos están determinados desde lo genético.

lunes, 14 de marzo de 2011

En el Nombre del Mercado

Por Esteban Fernandez 
 Me parece que el consumismo como característica distintiva de la conducta de la época puede cuestionarse, al mismo tiempo que también hay varios indicadores que dan evidencia de que la tendencia es el consumismo. No solo el consumo masivo de productos (de producción masiva) como nunca en la historia de la humanidad se ha dado, sino que además el consumismo se expresaría en otras conductas que no tendrían que ver directamente con consumir bienes o servicios, sino con relacionarse con el otro y con uno mismo a modo consumista, donde uno mismo y el otro tienen un valor mercantil.
La acumulación por la acumulación: de la empresa que vende y acumula dinero y el consumidor que compra, y acumula objetos obsoletos (que pueden ser modificados con plugs bajados de internet). Son obsoletos porque no están respaldados con instituciones trascendentales, como lo puede ser la justicia, el conocimiento, el amor, la familia, etc. están respaldados por la competencia y la lucha por la acumulación.
¿Que significa un celular para mucha gente? ¿Que significa un auto? ¿Es una simple tecnología para facilitar ciertos aspectos de la vida? ¿no puede también significar un símbolo de status social? la gente mide a los otros y se mide a si mismo según como se cotice en la bolsa del imaginario social. ¿Quien es el mas reconocido socialmente? aquel que tiene mas oportunidades de acumulación de capital. ¿O acaso es aquel que aporta los conocimientos más profundos sobre algún tema crucial de la vida, por ejemplo? ¿o aquel que escribe las mejores y más profundas obras artísticas? Ser reconocido, es decir, ser afirmado por el Otro como ser humano pasa por la relación de este con el dinero (u objetos de consumo, que son una ecuación). Ningún objeto colma, y por eso el vacío existencial. Esos objetos sirven un tiempo (incluso el video juego modificable, incluso el sombrero de la barbie) pasan de moda, dejan de valer el dinero que valían, ya no son un objeto que me permita ser reconocido por el otro. Debo buscar el nuevo video, comprar el nuevo plug, la nueva barbie, el nuevo sombrero, y así según cada nueva temporada. La identidad moderna se mide en relación al valor de mercado. La identidad moderna fluctúa según los movimientos de la bolsa. No es un piso seguro, cambia todo el tiempo, la oferta y la demanda se regulan solas. El estado no puede intervenir. Perdón, no hay estado. La identidad de la persona esta regulada por una ley, que no es ni la ley de dios, ni la ley ancestral, ni la ley feudal ni la ley estatal. Es la ley del mercado la que estructura. Y la estructura subjetiva se presenta tan fluctuante como el mercado mismo. No hay anclajes trascendentales, clásicos, no hay esencias. Hay una realidad liquida, o gelatinosa si se me permite. Hoy estoy bien, mi auto esta en el ranking de los mas deseados. Mañana estaré mal, no pude cambiar mi viejo auto por el nuevo que trae dvd's en las llantas.
Mi idea no es de conspiraciones o engaños.
Mi idea es que pensar que hay una relación de casualidad entre el modo de vida puramente capitalista (aquel enmarcado en el valor mercantil) y el modo en que se desarrolla la teoría o técnica conductual-cognitiva, es una posición ingenua.
el conductismo o cognitivismo hace una reducción necesaria de las características del ser humano a conceptos recortados arbitrariamente, con el solo fin de poder descomplejizarlo, analizarlo, cuantificarlo y controlarlo. En su pretendida búsqueda de la verdad científica, deja de lado todo aquello que no entre en sus instrumentos de medición, como si todo aquello directamente no existiera.
¿Que tiene que ver esto con el desarrollo del capitalismo? Preguntarse y responderse que tiene que ver el Valor Mercantil (el concepto es original de Benbenaste) en nuestras vidas,  va a abrir un nuevo panorama.
Cuando hablo de política, no me refiero a partidos (o política partidaria), me refiero a lo que organiza a la humanidad. En nuestro caso, la humanidad esta organizada toda, globalizada, por un mismo valor. Ese valor no solo rige para el plano puramente político (clientelismo político), sino para las políticas en salud, la economía en general, el desarrollo de los conocimientos, la interacción entre las personas, etc.

Entonces, lo que planteo es que la psicología cognitiva es desarrollada y continua en la misma dirección de aquel sistema político que organiza el  todo (o tiende a la totalización). Su lógica de pensamiento, de observación, de deducción y de tratamiento no le hace ruido al sistema capitalista. No puede hacerlo, ya que se adapta al pragmatismo que le hace de base.

El sujeto de observación enmarcado como una maquina, no es una casualidad. Los conceptos mecánicos o tecnológicos con los que se abordan al objeto de estudio, no son sacados de la galera. La relación de oferta-demanda del terapeuta con su paciente-cliente, no son casualidad. La obturación del padecimiento para la readaptación al sistema (o al ¨mundo¨), no es casualidad. El sujeto no es una persona, es un conjunto de cualidades masomenos medibles. Esta ciencia se guía por esos números, no por el humano. ¿Se como entra en juego el Valor Mercantil del que hablaba? ¿Estará bien? ¿Estará mal? La realidad es que esa lógica esta, y que muchos intentan negar, quizás por ignorancia, quizás porque les resulta mucho mas fácil y practico seguir pensando a las personas como maquinas o sistemas, aunque ese modo de relacionarnos actualmente pueda ser lo patológico. Obviamente, visto desde otro punto de vista.
La relación entre los humanos, hoy en día y más que nunca, esta regido por el valor mercantil. ¿Como saber cuanto de positivo y cuanto de negativo tiene esto si no es escuchado en un consultorio, sino que este espacio es otro mas donde rige la misma lógica que nos hace padecer?


viernes, 11 de marzo de 2011

El Psicoanalisis y la Normalizacion

Por Esteban Fernandez


Habria que poder diferenciar lo que es el psa (psicoanalisis) como disciplina psicoterapeutica y lo que es el psa en cuanto a un saber (y por lo tanto un poder). En cada institucion se da un juego de poder. Y desde Foucault, ese poder es indisociable del conocimiento y de su modo particular de distribucion y organizacion entre las personas que son afectadas por ese conocimiento. Ahora bien, ¿es lo mismo el efecto quizas normalizador que puede ejercer la ¨teoria¨ analitica sobre las personas, que el fenomenode efecto analitico que se da en un analisis? Ahi esta la cuestion. El analisis como psicoterapia no apunta jamas a ninguna normalizacion. A lo sumo, se podria decir que apunta a una ¨normalizacion¨ de la subjetividad y de la organizacion libidinal empezando y terminando en cada persona (si es que esta frase tiene sentido). Ahora, los postulados derivados del analisis, compartidos por un grupo o sociedad especifica, creo que ejercen ese efecto de normalizacion y autovigilancia panoptica de la que habla Foucault. Tanto los postulados del psa como de todas las ramas de la ciencia de la salud (y de cualquier otro tipo de institucion) son apropiados por cada una de las personas a las cuales tienen acceso a ese tipo de conocimiento. Esa conceptualizacion pasa a formar parte del modo de ser ¨normal¨ que cada persona entiende y que se comparte. En ese sentido, el psa puede funcionar como normalizador panoptico de autovigilancia, tranquilamente. Por ejemplo, la representacion social de edipo puede ejercer un efecto normalizador en la sociedad, en el cual cada persona se ¨ajusta¨ a lo que cree que son los parametros de normalidad que la conceptualizacion edipica le estaria dando


Panóptico de Bentham

 (...) Lacan explica que el aparato psiquico se orquesta sobre una funciona normativizadora, osea el Nombre Del Padre. Esto es un descubrimiento analitico, y no una funcion que lleve a cabo el analisis. Es decir, esa funcion normativizadora (que ordena en relacion al Otro, lo cual tampoco significa ¨normalidad¨ en si) es la que posibilita el ordenamiento estructual del psiquismo. Esta funcion existe mas alla del psicoanalisis. El psicoanalisis lo explica, no lo impone en una suerte de terapia del ¨nombredelpadreamiento¨.
(...) hagamos otra diferencia importante: los prejuicios del analista no son los juicios del metodo. Al analista pueden resultarle normales muchisimas cosas, no asi para el metodo. Este ultimo permite la emergencia del deseo que no tiene que ver con lo que el analista considere como normal o no (aunque si tiene que ver)
(...)¿Por qué la psicologia (incluyamos al psa dentro de la definicion) debiera ser una ciencia de la regularidad? ¿Ese ideal responde al objeto (el ser humano en si) o responde al ideal cientifico? ¿Por qué buscar normalidades sobre un ser que se crea a si mismo?(...) De entrada parece una obligacion  el tratar de entender al humano desde el pensamiento cientifico que apunta a encontrar regularidades en este, pero a veces queda oculta otra parte: quizas no haya tal regularidad y la estemos inventando.



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jueves, 10 de marzo de 2011

Etimologia de la palabra Religion

Por Esteban Fernandez

Religion: ¨re ligar¨, ¨volver a unir¨.

Que es lo que habria que volver a unir por medio de la religion? 

Un vinculo se perdio, que es el vinculo del hombre con su creador, es decir, con su naturaleza perfecta, con el paraiso. Cuando Adan come del fruto que la perra de Eva saco del Arbol del conociemiento (y no es poca cosa que ese arbol prohibido sea justamente el de la sabiduria), fue expulsado del paraiso. Se rompio la relacion perfecta entre la fueza creadora, pura, natural, y el hombre. Podria pensarse que, cuando el hombre mordio y consiguio algo de la sabiduria o conocimiento, en ese punto perdio el vinculo con lo natural, en el que todo es perfecto.

Todo es perfecto mientras no se introduzca el elemento simbolico en el medio, que es el que justamente viene a crear vacios, a matar a la naturaleza y a poner creaciones nuevas (nuevamente, tambien creando vacios) sobre las cosas reales. EL vinculo que se perdio es el real, y las religiones (al menos las que se desprenden del mismo antiguo evangelio: cristiana, judia, musulman) forman una especie de narracion en la que la vuelta a ese vinculo perfecto, a lo real, es posible en una vida despues de la muerte. Dicho sea de paso, la muerte es una consecuencia de la sabiduria humana, de su cultura y de su distanciamiento de la naturaleza perfecta y determinada con leyes divinas, incognocibles si fuermos carentes de conocer. Empezar a conocer es la ruina para el hombre, y para su vinculo con Dios.




Por ese motivo, pienso yo, funciono tanto tiempo (y sigue funcionando en algunos lugares del mundo, claramente) la imposicion de una ley divina sobre las comunidades, en el punto en que no hace falta razonarlas o juzgarlas, mas bien solo implican aceptarlas y venir a colmar una falta en ser mediante una ley que se pretende universal y verdadera. Si algo se presenta como una verdad incuestionable justamente, no se la cuestiona, se la toma y se evita el pensar. El hacer y no hacer, el ser y no ser (esa es la cuestion je) ya esta determinado, asi como tambien el mundo, su pasado y su futuro. Cuando uno toma el vino de la ley verdadera, vomita algo de esa manzana del conocimiento que corrompio la relacion perfecta entre hombre y naturaleza, plena de satisfaccion eterna.

martes, 1 de febrero de 2011

Los efectos terapéuticos del Psicoanálisis en contextos institucionales

Por Esteban Fernandez

Práctica de Investigación en Psicoanálisis. Los efectos terapéuticos del Psicoanálisis en contextos institucionales

Demanda y Efectos Terapéuticos

El interés de la temática de investigación surge en base a la conflictiva  que se presenta entre la práctica psicoanalítica y la práctica institucional de la salud. El punto conflictivo en cuestión tiene que ver con las exigencias de dar cuenta de los resultados terapéuticos de la disciplina psicoanalítica a instituciones que se manejan con una lógica positivista de la salud. Claro que esto no significa que toda institución de la salud esté organizada desde la doctrina positivista. Es, como fuente de interés de este trabajo de investigación, que se toma a aquellos sectores institucionales enmarcados en el positivismo y su relación a la práctica psicoanalítica. Adriana Rubistein dice al respecto: ¨ El psicoanálisis no se exceptúa del pedido de medición que le llega desde algunos sectores del campo de la salud publica, ni de las criticas a su falta de eficacia y a la carencia de investigaciones empíricas que verifiquen sus resultados.¨#
Más aun, no solo aparece el interés en cuanto a la práctica, sino también en cuanto a la epistemología misma que subyace al psicoanálisis y la epistemología que se maneja a nivel institucional (entendiendo como institucional en este trabajo a aquellos sectores de la salud que se organizan mediante la lógica de corte positivista, teniendo en cuenta que este no es el único modo de organización institucional de la salud). No solo las exigencias institucionales, sino también las posibles críticas desde marcos teóricos no psicoanalíticos (psiquiatría, psicología experimental, etc.) hacen necesario evidenciar que los resultados (efectos terapéuticos) de los dispositivos psicoanalíticos existen, mas allá de que no pueda leérselos desde la óptica científica imperante y determinante.
A riesgo de reducir el pensamiento psicoanalítico a la estandarización positivista, esta investigación se hace pertinente para entender la seriedad y el compromiso de la teoría y la práctica  analítica para con la salud mental y la ética misma. Pero lejos de caer en dicho reduccionismo, este trabajo apunta a cuestionar, de alguna manera, ciertas pautas institucionales que dejarían por fuera aportes que provienen de la teoría freudiana y/o lacaniana. La pregunta problema de este trabajo (que se define mas adelante) sería una arista ejemplificadora de este punto de vista.
Aquí, un ejemplo para graficar un poco la problemática de interés: las estadísticas suelen echar por tierra la eficacia del psicoanálisis en comparación con otras terapias. Utilizando protocolos estandarizados, se contemplan desde estos los efectos (o la falta de los mismos) en la puesta en práctica de una u otra terapia. Por ejemplo, se lee como efecto terapéutico solo aquellos datos estipulados siguiendo manuales estadísticos de trastornos mentales (por ejemplo, el DSM IV). Una depresión estará diagnosticada desde estándares previos al discurso del sujeto, y los efectos terapéuticos también serán considerados previos a la puesta en marcha de la terapia. De esta manera, todo efecto que no haya sido estipulado, estandarizado, generalizado, será dejado de lado. Pero, ¿por qué cuestionar directamente a la terapia y no así a la estandarización que se utiliza como lente? Estos protocolos, por ejemplo, ¿contemplan el fenómeno de la demanda tal y como la entiende el psicoanálisis a la hora de juzgar sus resultados, o solo tiene en cuenta el ¨ pedido ¨  yoico del consultante? ¿Se contemplan todos los efectos o solo aquellos enmarcados como terapéuticos?
Entonces, si los efectos terapéuticos son entendidos sí o sí desde estos protocolos o manuales estandarizados, se puede correr el riesgo de invisibilizar lo que resulta como efecto para el psicoanalisis, es decir, efectos que por el hecho de no poder ser estandarizados, no significa que no se lleven a cabo en un análisis. 
Siguiendo esta línea de razonamiento, si un paciente solicita o pide que la terapia le solucione x problema, inmediatamente la terapia debe resolver ese problema. Se hace una equivalencia entre consulta y objetivos a lograr. Esta sería la exigencia que baja desde el nivel institucional, que responde al pensamiento positivista. De esta manera, los efectos de un psicoanálisis pueden quedar por fuera ya que no apuntaría a responder a ese pedido, sino a que se arme una demanda en el análisis, que podría o no coincidir con ese pedido primero del paciente, con esa consulta que lo trae al encuentro del psicoanalista. Recién a partir de allí aparecerían efectos que, al no coincidir con lo pedido en un principio, pueden no tenerse en cuenta, ya que no se tiene en cuenta la diferencia entre el pedido y la demanda, por ejemplo. En este sentido, los protocolos solo leen el pedido y la solución de este, y dejan por fuera la demanda inconciente y los efectos relacionados a la misma.
Queda así enmarcada, entonces, la fuente del interés de este trabajo de investigación.


Problema

En primer lugar, para poder abordar el problema, hace falta la aclaración de que la investigación estará circunscripta en lo concerniente a la estructura neurótica, según como se la entiende desde el psicoanálisis lacaniano.
Por otro lado, si bien el problema general de este trabajo es el psicoanálisis y los efectos terapéuticos, es necesario poder circunscribir ese problema a un elemento específico para poder abordarlo lo mejor posible. Se debe delimitar un espacio de trabajo que relacione algunos conceptos pertinentes a la problemática de los efectos terapéuticos en psicoanálisis.
En un primer momento, como se ve en la introducción, el interés de la investigación se mueve hacia el terreno de los efectos terapéuticos y ciertos fenómenos conceptualizados desde el psicoanálisis y, al mismo tiempo, dejados de lado por ciertos sectores de la salud. Uno de estos conceptos es el de la demanda. Inmediatamente aparece el problema de la demanda en diferenciación con el pedido yoico, es decir, con la consulta por parte del paciente. Pero intentar investigarlo desde esta vertiente, no permite estudiar directamente la relación especifica de la demanda y los efectos en el análisis, volviéndose una problemática demasiado extensa para los fines de este trabajo. Se hace necesario poder encontrar un problema mucho más específico y delimitado desde el cual poder trabajar de una manera más directa. En conclusión, la pregunta problema se define de esta manera:

¿Que relación hay entre la demanda del analizante y los efectos terapéuticos en psicoanálisis?




Hipótesis


La hipótesis general, que viene al lugar de respuesta tentativa de la pregunta problema, es la siguiente:

En el trabajo de construcción de la demanda se producen efectos analíticos que conllevarían un efecto terapéutico.

Las hipótesis específicas son las siguientes:

-    La demanda se construye en el dispositivo analítico
-    La demanda es ya un efecto analítico
-    los efectos analíticos pueden dar paso a los efectos terapéuticos.



Objetivos

El objetivo general es el siguiente:

Describir la relación existente entre la demanda y los efectos terapéuticos en psicoanálisis.

Los objetivos específicos son los siguientes:

-    Definir el concepto de demanda como construcción para el psicoanálisis.
-    Diferenciar demanda de pedido
-    Definir y diferenciar efecto analítico y efecto terapéutico.



Marco conceptual

En primer lugar, es necesario poder diferenciar qué se entiende por efectos terapéuticos y qué se entiende por efectos analíticos.
Los efectos terapéuticos, rápidamente, son entendidos en relación al alivio y/o desaparición de un padecimiento del cuerpo y/o del pensamiento. Es importante destacar que el concepto de efecto terapéutico es formulado dentro de la ciencia médica, donde el sujeto queda por fuera de toda consideración (tanto de la de salud como de la de enfermedad). Es efecto terapéutico aquello que puede ser medido y cuantificado en relación a objetivos de salud preestablecidos. Lombardi dice lo siguiente: ¨ Los analistas de la International Psychoanalytic Association han puesto el acento sobre sus efectos terapéuticos, y particularmente sobre aquellos que resultan reconocibles desde otras disciplinas. Se basan en criterios tomados de la medicina, la psicometría, la sociología, incluso el sentido común: atenuación de los síntomas, mejoría en la capacidad de amar, de trabajar, etc. ¨#
Los efectos analíticos, por otro lado, no apuntan directamente a ese alivio corporal o psicológico, sino que  tienen que ver con  una modificación en la relación de un sujeto con su propio discurso. Dichos efectos escapan a la cuantificación científica estadística, pero aun así puede darse cuenta de ellos en el caso por caso. Cuando se habla de efectos analíticos, se puede hablar de que se toma en consideración la dimensión subjetiva. Estos efectos implican una diferencia entre el enunciado y la enunciación. Los efectos analíticos son  consecuencia de desplegar el inconciente en el dispositivo analítico. Esto implica, además, que estos efectos inciden en el goce de la persona. Significa que hay efectos analíticos cuando algo de la economía libidinal del ser humano ha sido modificada, y se recupera algo del orden del deseo, en algún sentido, para esa persona. Luego de la aparición de estos efectos analíticos, podrán aparecer aquellos efectos terapéuticos por ¨ añadidura ¨. Es decir, los efectos del análisis también incluyen aquellos efectos que son considerados como terapéuticos desde la hegemonía científica y cuantificable, aunque no sean el objetivo principal del psicoanálisis.
Miller hace una diferenciación entre psicoterapias y psicoanálisis que puede ayudar a entender un poco más la posición del psicoanálisis en relación a los efectos analíticos. Refiriéndose a los niveles del grafo del deseo lacaniano, dice : ¨En el nivel inferior, en el que nuestra hipótesis sitúa a la psicoterapia, no se plantea la cuestión del goce y esto ya nos proporciona una diferencia, hay que acceder al segundo nivel para que ocurra. La omnipotencia del Otro es preservada a esa precio.¨#
En conclusión, las psicoterapias quedan del lado de la obturación de sentido por parte del terapeuta, que trabaja a nivel del yo del paciente, manteniendo el goce intacto y la consistencia del Otro.
El psicoanálisis rompe con el sentido, abriendo a la pregunta por el deseo. La dimensión del goce del paciente entra en juego, haciendo desconsistir al Otro. Romper con el sentido es la dirección que toma el psicoanálisis y los efectos analíticos son la consecuencia de esta postura ética, es decir, procurar el advenimiento del sujeto en el análisis. El efecto analítico se aleja de los objetivos de salud preestablecidos (ya que el efecto analítico no se puede establecer a priori de que ocurra), respetando cada singularidad en relación al padecer.
Para entender el concepto de demanda en psicoanálisis, primero es necesario entender como es el dispositivo en el cual se le da lugar.El dispositivo analítico implica la asociación libre, es decir, la regla fundamental, que se complementa con la atención flotante del analista. Esta regla implica que el paciente exprese todo lo que se le ocurra al analista, tratando de dejar de lado censuras, ya sea porque el contenido de sus pensamientos sean inapropiados, desagradables, vergonzosos, etc.
La regla fundamental permite que se ponga en juego un tipo de comunicación en el que los elementos inconscientes pueden llegar a ser más accesible al ponerse en evidencia nuevas conexiones o lagunas significativas en el discurso. Esta regla apunta a silenciar el discurso del yo, para lograr el advenimiento de ese otro discurso inconciente, es decir, el del ello. La regla de decirlo todo está destinada a hacer aparecer en el discurso del analizado la dimensión de  demanda en relación al Otro. Esa demanda es inconciente, y solo tiene paso gracias a la puesta en marcha del dispositivo analítico, a la relación entre un analista (con una posición bien determinada de abstinencia) y un analizante.
Pero para hablar de demanda, hay que tener en cuenta que el concepto tiene varias vertientes. Es indispensable conocerlas para saber que aspectos y características incluye.
Existe lo que podría llamarse demanda de significación. Es la demanda inicial, aquella que la psicoterapia iguala al pedido de curación, y la obtura de significaciones externas y extranjeras al sujeto. El terapeuta no pone a trabajar esta demanda de significación, sino que responde a la misma obturando el deseo del sujeto. El sujeto queda expulsado del dispositivo terapéutico. El psicoanalista debe abstenerse de responder inmediatamente a esta demanda, para poder ponerla a trabajar en el análisis. Hacer de esta demanda explicita un interrogante para ese paciente. Es decir, que hay de el, en cuanto sujeto, en su padecimiento y en su pedido al profesional de ser curado. Responder a la demanda, en este caso, podría tener como resultado efectos terapéuticos, pero no dan lugar a los efectos analíticos. Esos efectos terapéuticos deben ser considerados al nivel de la sugestión, de ese primer nivel del grafo del deseo que no pasa al segundo.
Esta demanda inicial no implica una demanda de análisis. La demanda de análisis sobrevendrá cuando el paciente haya aceptado el modo de trabajo del dispositivo analítico, es decir, cuando haya podido entrar plenamente en un análisis, dando lugar a que esa misma demanda inicial de sentido sea interpretada. Cuando el padecer se vuelve una incógnita en relación al propio ser del sujeto y de su responsabilidad en ello, la demanda que se pone en juego es muy diferente a la del pedido inicial de curación por parte de otro que sabría como curar (según las expectativas del paciente). En otras palabras, no se responde a esa demanda inicial de sentido sino que se abre a la oportunidad de interrogarla.
La demanda es siempre demanda de amor. Se demanda al Otro que obture una falta en ser. Responder a esta demanda (que siempre es un imposible) en el análisis no permite su interpretación, y deja por fuera el poder develar que posición esta jugando el analista para ese analizante en ese dispositivo de demanda de amor. ¿Cuál es la falla que esta pretendiendo obturar mediante esa demanda de amor? Esto se resume en el concepto de demanda al Otro.
Al mismo tiempo, como contratara, esta la demanda del Otro. Esta implica ya la alineación de un sujeto que sirve a los mandatos del Otro. No se sabe nada del deseo. La persona desconoce el deseo, la falta, acomodándose en las demandas que provienen del Otro. De esta manera podría decirse que la psicoterapia responde a la demanda del paciente con una demanda del Otro. El terapeuta se ubica en el lugar del discurso del Amo, para obturar desde allí el deseo del paciente, sin posibilidades de que advenga un sujeto.  Puede decirse que por un lado, la sintomatología del paciente se debe justamente en parte, a que algo se desacomodó en relación a las demandas del Otro, y llega  a la terapia demandando un nuevo Otro que le demande, para poder volver a acomodarse a esa demanda que apacigua y que invisibiliza al deseo. Si todas estas posibles interpretaciones de la demanda y sus vertientes quedan por fuera del análisis, se tiende a una obturación del paciente y a la imposibilidad del surgimiento de efectos analíticos.
Por ultimo, es necesario definir el concepto de transferencia. Básicamente, la transferencia es un fenómeno que se daría en cada interacción humana. La persona pone en juego prototipos infantiles en la relación actual con el otro, otorgándole roles, afectos, deseos, valores, etc. que son inconcientes. Se realiza una superposición del objeto originario infantil con el actual. El paciente ubica al analista en una serie psíquica en la que este último aparece como un sustituto paterno. Es decir,  ese lugar de Ideal del yo sigue el modelo paterno en el que cada neurótico ubica a su padre como idealizado. A partir de este modelo de base, en lo sucesivo la persona ubica en ese lugar paterno, a aquellas figuras que por ciertas características se vinculan con ese padre idealizado. En el caso del análisis, el analista ocupa ese lugar para el paciente.



Desarrollo

Como se lo expresara anteriormente, uno de los ejes para fundamentar la hipótesis es la utilización de la casuística. En este trabajo, los casos (o los extractos de los mismos) que se utilizan son: el de Manuel, que aparece bajo  el titulo de  el tratamiento de la demanda terapéutica: dos resultados.# Por otro lado, el de Juan, en nuevas formas, antiguos conceptos#. Por ultimo, el caso de Minna, llamado el hilo de la vida.#
Manuel llega al encuentro con el psicoanalista con un gran monto de angustia y crisis de llanto. En un primer momento, ubica como causa de su malestar un ascenso laboral, lo que implica un nuevo ambiente de trabajo que deviene el blanco de sus quejas. Luego menciona que unos años atrás, una situación similar le produjo como consecuencia una colitis ulcerosa. Como resultado de la misma, Manuel tiene un ano contranatura.
A partir de este momento, el texto indica una intervención del analista. La palabra ¨ superado ¨, que pronuncia el paciente cuando se refiere a su relación con su mutilación quirúrgica, es devuelta por el analista en forma de interrogación. A partir de ahí, Manuel empieza a recordar situaciones que se relacionan con la superación, significante materno  ¨ que ordenaba su vida en una empresa de permanente demostración de potencia ¨#. Este punto del caso es sumamente relevante para el objetivo de esta investigación.
Cabe preguntarse qué hubiera sucedido con este paciente si hubiera sido atendido desde una perspectiva terapéutica dentro de las psicoterapias, con las características con las que Miller describe a las mismas. Dependiendo del tipo de terapia a la que concurriera, se podría hipotetizar diferentes abordajes para el cuadro de Manuel. Por ejemplo, seria factible pensar que si el paciente comunica explícitamente que sus problemas y angustias tienen que ver con su nuevo ambiente laboral, la psicoterapia tomaría este discurso para plantear el problema y la solución del mismo, ya que la misma no se abstendría a tomar en cuenta al proceso primario y su discurso. Manuel debe adaptarse entonces a este nuevo ambiente de trabajo. Mediante técnicas y estrategias avaladas científicamente por su eficacia, se trabajaría con Manuel para que aprenda a adaptarse, o mejore su adaptación a ese medio estresante para el. Si Manuel logra adaptarse, entonces se puede decir que esta terapia ha tenido un efecto terapéutico muy valioso y comprobado. Aquí importa el problema objetivamente y lo mismo para la solución.
Mas allá de esta situación hipotética, hay un hecho concreto. Manuel, anteriormente a la visita al psicoanalista, ha sido tratado con medicamentos. No se puede saber que tipo de medicamentos o que tipo de terapia ha sido la que ha llevado a cabo, pero lo que si es claro es que los fármacos no han logrado reestablecerlo. Igualmente, en el caso de que los medicamentos hubieran tenido efectos terapéuticos observables, ni en la farmacoterapia ni en las psicoterapias se podrían haber obtenido efectos analíticos.
Las psicoterapias actúan sobre el primer nivel del grafo del deseo, dejando inmodificado el goce del sujeto. Es importante la siguiente pregunta formulada por Lombardi: ¨¿Cómo demostrar que una psicoterapia conductista, sistémica o cognitiva no opera meramente por sugestión, sugestión disfrazada en el lenguaje que la ciencia de turno pone de moda, el de la neurobiología, el de la teoría de los sistemas, el de la información? ¿Cómo demostrar que se atribuye a la ciencia lo que en verdad responde a la religión, a lo que de la palabra religa, alguna forma de identificación con el Otro, alguna forma de creencia en el Otro?¨#
Entonces, si desde la psicoterapia se actuara, se respondería a la demanda de amor o de sentido que este paciente trae a la consulta. Se obturaría de significaciones su falla y su padecer, otorgándole coordenadas imaginarias en donde pararse y volver mudo su síntoma. Es demanda de amor, porque aquel que sufre busca al profesional que ocupe el lugar de Otro completo, desde donde se le indica que hacer, como hacer y que ser. A partir de este lugar de ideal del yo, en que el psicoterapeuta se posiciona desde el discurso del Amo, el paciente logra establecer un yo ideal que lo devuelve imaginariamente a un estado de normalidad perdido por la aparición del síntoma. En pocas palabras, lo que produciría efectos terapéuticos desde este modo de trabajo, es el factor sugestivo, a nivel del yo. La persona se aliena entonces a la demanda del Otro completo, justamente para velar su deseo y la falta en ser que esto implica. La preocupación de Freud por esta variable en juego en la relación entre paciente y médico está desde temprano en su obra: ¨ Un factor que depende de la disposición psíquica de los enfermos viene a influir, sin que nosotros lo busquemos, sobre el resultado de cualquier procedimiento terapéutico introducido por el médico. Casi siempre lo hace en sentido favorable, pero a menudo también en sentido desfavorable. Hemos aprendido a aplicar a este hecho la palabra «sugestión» (…) Nosotros, los médicos, todos ustedes, por tanto, cultivan permanentemente la psicoterapia, por más que no lo sepan ni se lo propongan; sólo que constituye una desventaja dejar librado tan totalmente a los enfermos el factor psíquico de la influencia que ustedes ejercen sobre ellos. De esa manera se vuelve incontrolable, indosificable, insusceptible de acrecentamiento.¨#
Volviendo a lo que ocurre efectivamente en la intervención del psicoanalista sobre el discurso de Manuel, lo que se puede inferir es justamente la puesta en juego de la demanda del paciente, en lugar de responder a la misma. La demanda que podría establecerse como explicita, es decir, el pedido de curación de la angustia en relación al nuevo ambiente laboral, es abordada no desde la vía del sentido, sino desde la del discurso inconciente. De esta manera, lo que se intenta es desplegar el inconciente, para que emerja el sujeto, y la dimensión del deseo y la demanda inconciente, que están en la base de aquella demanda explicita inicial.
Esta intervención tiene efectos evidentes en Manuel, es decir, efectos analíticos. Desde que el analista le devuelve su propio discurso (¨ ¿superado?¨) sin aportar a la vez nuevas significaciones, el analizante empieza a cuestionar estos significantes, su procedencia, la relación de estos para con las figuras de autoridad y garantía (su madre) y, se podría decir, se empieza a jugar algo del deseo y de su responsabilidad en lo que le sucede: ¨ Su estrategia imaginaria comienza a ser descubierta en un proceso de rectificación subjetiva, que alcanza incluso a modificar su posición de resignación complaciente con respecto a la operación sufrida ¨ #El paciente comienza a cuestionarse y a sorprenderse de su relación de aceptación para con su ano contranatura, relacionada a los significantes maternos que lo identificaban a su padre en la enfermedad física. En cuanto al concepto de demanda, se infiere que Manuel ha estado ordenado bajo la demanda de ese Otro materno, que de alguna manera le exigía superarse, tanto en lo laboral como también en las falencias físicas. De esta manera, degradando el deseo en demanda, la persona completa al Otro, evitando saber sobre la falta del Otro que le garantiza y le otorga un ser allí donde falta.
A partir de esto cabe preguntar: ¿Qué posibilidad de ocuparse de su propio cuerpo hubiera tenido Manuel en una psicoterapia con objetivos preestablecidos, teniendo en cuenta que su demanda explicita no tenia nada que ver con este problema? Este es un ejemplo de por qué, en psicoanálisis, no es pertinente hablar de efectos esperables o predeterminados. Por otro lado, la rectificación subjetiva implica además, la resignificación de su padecer. Manuel, en el que han cedido tanto la angustia como las crisis de llanto (que podrían pensarse como efectos terapéuticos por ¨ añadidura ¨) también advierte un cambio en la significación de su padecimiento. El mismo entiende que los motivos de su malestar no empezaban y terminaban en su nuevo puesto de trabajo, sino que este era el escenario donde se desplegaba su sufrimiento.
Esta construcción de la demanda de Manuel, que sigue un trayecto desde una demanda de significación a una demanda implícita o inconciente en relación al Otro, es un efecto analítico en cuanto se modifica la posición subjetiva del paciente. Ya no se aferra a los significantes maternos, sino que ahora se posiciona desde otro lugar frente a los mismos.
Pero aun así, hay otra vertiente de la demanda en este caso. Cuando los efectos analíticos empiezan a hacerse ver, el paciente queda desamparado imaginariamente, ya que se han producido efectos de división subjetiva. Entonces, se pone en juego la demanda de amor hacia el analista, buscando Otro que se ubique en ese lugar de ideal del yo desde donde acomodarse. Es la transferencia con el psicoanalista la que da lugar a esta situación. Nuevamente, el profesional podría responder a esa demanda por la vía del sentido, en el caso de las psicoterapias, o bien hacerla trabajar en el análisis, darle lugar a la interpelación y hacer posible el advenimiento del sujeto, en lugar de su obturación. Lacan sostiene "que no es el efecto de sentido el que opera en la interpretación, sino la articulación en el síntoma de los significantes (sin ningún sentido) que se encuentran allí apresados"#
Pasando a otro de los casos, esta el de Juan. El paciente consulta debido a ¨ ataques de pánico ¨, que es el rótulo otorgado en un hospital a su padecer. Claramente, lo que se evidencia desde un principio es la distancia entre la responsabilidad subjetiva y el padecimiento de Juan. Este sufrimiento es algo que le pasa, como si algo externo lo estuviera perjudicando sin que nada de él mismo estuviera en juego.
Desde esta posición se presenta Juan, alienado a las etiquetas con las que la ciencia lo ha obturado en su subjetividad, al tiempo que padece de un gran monto de angustia e inhibiciones. El abordaje que el psicoanalista lleva a cabo se divide básicamente en dos tiempos.
El primero de ellos responde a una lógica no tradicional de la disciplina, ya que el analista opta por una posición de no neutralidad ante la demanda de Juan. El paciente se presenta sin posibilidades de interrogarse por lo que le sucede.  Frente a esta dificultad, el analista se ubica como Otro que aloja, con la finalidad de que el paciente tenga la oportunidad de empezar a preguntarse por lo que le sucedía.  Es una estrategia que, si bien utiliza el método por la vía del sentido y la sugerencia, busca en su finalidad que se quiebre el sentido alienante para dar lugar a otro momento.
Ese otro momento es aquel en el que Juan logra empezar a historizar. Es el momento en que se abre a la posibilidad de un análisis. Conecta sus padecimientos con sus propias vivencias. Ese simple ¨ ataque de pánico ¨  empieza a vincularse con elementos personales. La demanda de significación, que había sido satisfecha desde el sentido por parte del abordaje científico, se abre paso ahora hacia una posibilidad de construcción de ese otro tipo de demanda, que es la demanda de análisis. En ese punto hay ya un efecto analítico. Juan subjetiva el problema. Esto significa que ya no es algo externo lo que lo aqueja, sino que su posición subjetiva ha variado. Algo del sujeto y su deseo se ponen a jugar. Al menos aparece la posibilidad de empezar a trabajar sobre ese plano de la demanda inconciente en construcción.
La inhibición de Juan reposaba sobre su imposibilidad de subjetivar su padecer. En lugar de síntoma, había inhibición.  Al momento en que se interroga, o se permite la interrogación de la demanda de significación,  se produce un movimiento subjetivo que puede ser entendido como un efecto analítico. Aparece la historización por parte de Juan y el comienzo de su implicación subjetiva para con su padecer. Ese efecto analítico, relacionado a la apertura a una nueva demanda a construir, inconciente esta, se muestra también en la sustitución de su inhibición por un síntoma obsesivo.  Lo que era su padecer, lo que lo causaba y lo que lo definía, se modifica, abriéndose a la posibilidad del análisis y al devenir del sujeto. Mientras que la demanda de significación de Juan estuviera respondida desde la vía del sentido, difícilmente se hubiera logrado un efecto analítico que implicara la posibilidad de la subjetivación del problema, y la puesta en juego del deseo. Aquella modificación en la causación del padecimiento se hubiera visto, quizás, truncada u obturada por significaciones y rótulos provenientes de un saber externo al sujeto.
Por ultimo, esta el caso de Minna. Luego de ser victima de un atentado, ella escapa de la escena, dejando tras de si a un hombre que la mira ensangrentado, como un ¨ Cristo yaciente ¨. La culpa por haber salido corriendo y no socorrer a esta persona, la perturban, incluso en los sueños.
En este caso se podría ubicar un efecto analítico en el momento del análisis en el que la paciente logra subjetivar un odio inconciente. Hasta el momento, ella actuaba desde los valores cristianos que su padre bien supo inculcarle. Pero el trauma vivido, y que volvía en cada pesadilla sin poder terminar de elaborarse, exigía algo más para esta mujer. La posición de la analista es fundamental en el efecto en cuestión. No viene a ocupar otro lugar idealizante, como aquel que ocupa el padre de Minna (y el cual es insuficiente para abordar esta experiencia traumática).
Si la paciente se hubiera topado con un psicoterapeuta directivo, sugestivo, etc. ¿se hubiera producido este efecto? Muy difícilmente, ya que el odio inconciente y desconocido para ella, encontró la manera de expresarse recién cuando pudo posicionarse ante un otro que, en vez de dirigir sus emociones y sus pensamientos, permitió que ella hablara hasta llegar a un punto subjetivo, propio, íntimo y escondido. Conocer, y reconocer que debajo de su culpa existía un odio que no supo expresar, la tranquilizó. Incluso, el intento de obturación del padecimiento que Minna busca en el amor infinito de su padre, aquel que podría sostenerla y sugestionarla, aparece insuficiente. La paciente muestra la necesidad de un abordaje diferente de su padecer. Esa demanda de significación dirigida hacia su padre no tiene la respuesta que necesitaría para aplacer su sufrimiento.
La transferencia con la analista da paso a nuevos sueños. En estos, como por ejemplo el tercer sueño, Minna se ubica en un lugar diferente al de simple receptor y consecuente obrador de los designios paternos (en este caso, maternos). El subjetivar el odio en primer lugar, el obrar por sí mismo y con convicciones propias, como lo expresa luego de este tercer sueño, muestran un efecto analítico logrado gracias a la posición de la analista. Hay cambio subjetivo y un inicio de construcción de una demanda de análisis.
Podría decirse que su padecer se vinculaba a lo que debía hacer (desde los valores paternos) y lo que ella quería hacer o sentir. El atentado traumático pone en el punto medio a Minna, y en lugar de poder resolverlo, aparece la culpa que la invade angustiantemente. La posición neutral de la analista permite a Minna una vía de encuentro con su subjetividad, que por un lado apacigua la culpa, al mismo tiempo que se responsabiliza de si misma y actúa y piensa por si misma.
Otra vez, ¿qué hubiera pasado con este padecer si la paciente se topaba con otro lugar directivo, es decir, con un discurso del amo que respondiera por la vía del sentido a su demanda explicita o de significación? Quizás hubiera encontrado otro ideal al cual aferrarse, para no saber nada de esa culpa y en que se relaciona con ella. Desde el psicoanálisis, seria lícito pensar que esta consecuencia seria de la naturaleza de la sugestión y no de la subjetivación. Inclusive, podría haber concluido en algo aun peor para Minna: ella tenía un quiste, del cual se ocupa luego de la experiencia analítica. Se ocupa, se responsabiliza de ella misma. Una terapia con un profesional directivo quizás nunca hubiera logrado que la paciente llegara al punto de hacerse cargo del mal en su cuerpo, con consecuencias mortales. Lógicamente,  esto solo una hipótesis posible. Los efectos analíticos, y consecuentemente terapéuticos, están entonces evidentemente relacionados al modo de trabajar en el dispositivo psicoanalítico, en el que la neutralidad del analista y la apertura a una construcción de demanda inconciente son elementos fundamentales.


Conclusión

El problema inicial de este trabajo de investigación abordaba la temática de la demanda, desde la concepción psicoanalítica, y la relación con los efectos de esta disciplina.
Se desprende la hipótesis de que la construcción de la demanda produce efectos analíticos y que estos conllevan, a su vez, efectos terapéuticos. A partir del desarrollo, se puede afirmar que la relación entre los conceptos que la hipótesis plantea, es correcta (teniendo en cuenta que esta no es una investigación propiamente dicha, sino que es un trabajo investigativo limitado a los fines de la materia cursada). Es decir, desde los casos expuestos y utilizando la bibliografía de consulta, se puede aportar material para sostener que los efectos analíticos no podrían darse si la demanda no es construida y trabajada a lo largo del análisis mismo, evitando responder a la misma (la demanda explicita o de significación) para dar lugar al discurso del inconciente. Si bien el material casuístico utilizado no permite dar cuenta de que haya una demanda de análisis, si permite observar efectos analíticos en relación al cambio de posicionamiento subjetivo, al deseo y al goce. Por otro lado, cuando puede verificarse una transferencia puesta en juego en cada caso, es correcto sostener que la demanda se esta construyendo.
A la vez que se evita la obturación de la demanda mediante la vía del sentido, se abre a la interrogación de los pilares subjetivos en el que la demanda relacionada a Otro se hace presente. Y es a partir de esta modificación subjetiva, es decir, de los efectos analíticos que también aparecen los efectos terapéuticos (que son mas al nivel de lo explícito y de lo que la ciencia y el sentido común establecen como terapéutico). En definitiva, la apertura al trabajo de la demanda en análisis conduce a la producción de efectos a nivel del sentido y, sobre todo,  al nivel que va más allá del sentido.











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