martes, 1 de febrero de 2011

Los efectos terapéuticos del Psicoanálisis en contextos institucionales

Por Esteban Fernandez

Práctica de Investigación en Psicoanálisis. Los efectos terapéuticos del Psicoanálisis en contextos institucionales

Demanda y Efectos Terapéuticos

El interés de la temática de investigación surge en base a la conflictiva  que se presenta entre la práctica psicoanalítica y la práctica institucional de la salud. El punto conflictivo en cuestión tiene que ver con las exigencias de dar cuenta de los resultados terapéuticos de la disciplina psicoanalítica a instituciones que se manejan con una lógica positivista de la salud. Claro que esto no significa que toda institución de la salud esté organizada desde la doctrina positivista. Es, como fuente de interés de este trabajo de investigación, que se toma a aquellos sectores institucionales enmarcados en el positivismo y su relación a la práctica psicoanalítica. Adriana Rubistein dice al respecto: ¨ El psicoanálisis no se exceptúa del pedido de medición que le llega desde algunos sectores del campo de la salud publica, ni de las criticas a su falta de eficacia y a la carencia de investigaciones empíricas que verifiquen sus resultados.¨#
Más aun, no solo aparece el interés en cuanto a la práctica, sino también en cuanto a la epistemología misma que subyace al psicoanálisis y la epistemología que se maneja a nivel institucional (entendiendo como institucional en este trabajo a aquellos sectores de la salud que se organizan mediante la lógica de corte positivista, teniendo en cuenta que este no es el único modo de organización institucional de la salud). No solo las exigencias institucionales, sino también las posibles críticas desde marcos teóricos no psicoanalíticos (psiquiatría, psicología experimental, etc.) hacen necesario evidenciar que los resultados (efectos terapéuticos) de los dispositivos psicoanalíticos existen, mas allá de que no pueda leérselos desde la óptica científica imperante y determinante.
A riesgo de reducir el pensamiento psicoanalítico a la estandarización positivista, esta investigación se hace pertinente para entender la seriedad y el compromiso de la teoría y la práctica  analítica para con la salud mental y la ética misma. Pero lejos de caer en dicho reduccionismo, este trabajo apunta a cuestionar, de alguna manera, ciertas pautas institucionales que dejarían por fuera aportes que provienen de la teoría freudiana y/o lacaniana. La pregunta problema de este trabajo (que se define mas adelante) sería una arista ejemplificadora de este punto de vista.
Aquí, un ejemplo para graficar un poco la problemática de interés: las estadísticas suelen echar por tierra la eficacia del psicoanálisis en comparación con otras terapias. Utilizando protocolos estandarizados, se contemplan desde estos los efectos (o la falta de los mismos) en la puesta en práctica de una u otra terapia. Por ejemplo, se lee como efecto terapéutico solo aquellos datos estipulados siguiendo manuales estadísticos de trastornos mentales (por ejemplo, el DSM IV). Una depresión estará diagnosticada desde estándares previos al discurso del sujeto, y los efectos terapéuticos también serán considerados previos a la puesta en marcha de la terapia. De esta manera, todo efecto que no haya sido estipulado, estandarizado, generalizado, será dejado de lado. Pero, ¿por qué cuestionar directamente a la terapia y no así a la estandarización que se utiliza como lente? Estos protocolos, por ejemplo, ¿contemplan el fenómeno de la demanda tal y como la entiende el psicoanálisis a la hora de juzgar sus resultados, o solo tiene en cuenta el ¨ pedido ¨  yoico del consultante? ¿Se contemplan todos los efectos o solo aquellos enmarcados como terapéuticos?
Entonces, si los efectos terapéuticos son entendidos sí o sí desde estos protocolos o manuales estandarizados, se puede correr el riesgo de invisibilizar lo que resulta como efecto para el psicoanalisis, es decir, efectos que por el hecho de no poder ser estandarizados, no significa que no se lleven a cabo en un análisis. 
Siguiendo esta línea de razonamiento, si un paciente solicita o pide que la terapia le solucione x problema, inmediatamente la terapia debe resolver ese problema. Se hace una equivalencia entre consulta y objetivos a lograr. Esta sería la exigencia que baja desde el nivel institucional, que responde al pensamiento positivista. De esta manera, los efectos de un psicoanálisis pueden quedar por fuera ya que no apuntaría a responder a ese pedido, sino a que se arme una demanda en el análisis, que podría o no coincidir con ese pedido primero del paciente, con esa consulta que lo trae al encuentro del psicoanalista. Recién a partir de allí aparecerían efectos que, al no coincidir con lo pedido en un principio, pueden no tenerse en cuenta, ya que no se tiene en cuenta la diferencia entre el pedido y la demanda, por ejemplo. En este sentido, los protocolos solo leen el pedido y la solución de este, y dejan por fuera la demanda inconciente y los efectos relacionados a la misma.
Queda así enmarcada, entonces, la fuente del interés de este trabajo de investigación.


Problema

En primer lugar, para poder abordar el problema, hace falta la aclaración de que la investigación estará circunscripta en lo concerniente a la estructura neurótica, según como se la entiende desde el psicoanálisis lacaniano.
Por otro lado, si bien el problema general de este trabajo es el psicoanálisis y los efectos terapéuticos, es necesario poder circunscribir ese problema a un elemento específico para poder abordarlo lo mejor posible. Se debe delimitar un espacio de trabajo que relacione algunos conceptos pertinentes a la problemática de los efectos terapéuticos en psicoanálisis.
En un primer momento, como se ve en la introducción, el interés de la investigación se mueve hacia el terreno de los efectos terapéuticos y ciertos fenómenos conceptualizados desde el psicoanálisis y, al mismo tiempo, dejados de lado por ciertos sectores de la salud. Uno de estos conceptos es el de la demanda. Inmediatamente aparece el problema de la demanda en diferenciación con el pedido yoico, es decir, con la consulta por parte del paciente. Pero intentar investigarlo desde esta vertiente, no permite estudiar directamente la relación especifica de la demanda y los efectos en el análisis, volviéndose una problemática demasiado extensa para los fines de este trabajo. Se hace necesario poder encontrar un problema mucho más específico y delimitado desde el cual poder trabajar de una manera más directa. En conclusión, la pregunta problema se define de esta manera:

¿Que relación hay entre la demanda del analizante y los efectos terapéuticos en psicoanálisis?




Hipótesis


La hipótesis general, que viene al lugar de respuesta tentativa de la pregunta problema, es la siguiente:

En el trabajo de construcción de la demanda se producen efectos analíticos que conllevarían un efecto terapéutico.

Las hipótesis específicas son las siguientes:

-    La demanda se construye en el dispositivo analítico
-    La demanda es ya un efecto analítico
-    los efectos analíticos pueden dar paso a los efectos terapéuticos.



Objetivos

El objetivo general es el siguiente:

Describir la relación existente entre la demanda y los efectos terapéuticos en psicoanálisis.

Los objetivos específicos son los siguientes:

-    Definir el concepto de demanda como construcción para el psicoanálisis.
-    Diferenciar demanda de pedido
-    Definir y diferenciar efecto analítico y efecto terapéutico.



Marco conceptual

En primer lugar, es necesario poder diferenciar qué se entiende por efectos terapéuticos y qué se entiende por efectos analíticos.
Los efectos terapéuticos, rápidamente, son entendidos en relación al alivio y/o desaparición de un padecimiento del cuerpo y/o del pensamiento. Es importante destacar que el concepto de efecto terapéutico es formulado dentro de la ciencia médica, donde el sujeto queda por fuera de toda consideración (tanto de la de salud como de la de enfermedad). Es efecto terapéutico aquello que puede ser medido y cuantificado en relación a objetivos de salud preestablecidos. Lombardi dice lo siguiente: ¨ Los analistas de la International Psychoanalytic Association han puesto el acento sobre sus efectos terapéuticos, y particularmente sobre aquellos que resultan reconocibles desde otras disciplinas. Se basan en criterios tomados de la medicina, la psicometría, la sociología, incluso el sentido común: atenuación de los síntomas, mejoría en la capacidad de amar, de trabajar, etc. ¨#
Los efectos analíticos, por otro lado, no apuntan directamente a ese alivio corporal o psicológico, sino que  tienen que ver con  una modificación en la relación de un sujeto con su propio discurso. Dichos efectos escapan a la cuantificación científica estadística, pero aun así puede darse cuenta de ellos en el caso por caso. Cuando se habla de efectos analíticos, se puede hablar de que se toma en consideración la dimensión subjetiva. Estos efectos implican una diferencia entre el enunciado y la enunciación. Los efectos analíticos son  consecuencia de desplegar el inconciente en el dispositivo analítico. Esto implica, además, que estos efectos inciden en el goce de la persona. Significa que hay efectos analíticos cuando algo de la economía libidinal del ser humano ha sido modificada, y se recupera algo del orden del deseo, en algún sentido, para esa persona. Luego de la aparición de estos efectos analíticos, podrán aparecer aquellos efectos terapéuticos por ¨ añadidura ¨. Es decir, los efectos del análisis también incluyen aquellos efectos que son considerados como terapéuticos desde la hegemonía científica y cuantificable, aunque no sean el objetivo principal del psicoanálisis.
Miller hace una diferenciación entre psicoterapias y psicoanálisis que puede ayudar a entender un poco más la posición del psicoanálisis en relación a los efectos analíticos. Refiriéndose a los niveles del grafo del deseo lacaniano, dice : ¨En el nivel inferior, en el que nuestra hipótesis sitúa a la psicoterapia, no se plantea la cuestión del goce y esto ya nos proporciona una diferencia, hay que acceder al segundo nivel para que ocurra. La omnipotencia del Otro es preservada a esa precio.¨#
En conclusión, las psicoterapias quedan del lado de la obturación de sentido por parte del terapeuta, que trabaja a nivel del yo del paciente, manteniendo el goce intacto y la consistencia del Otro.
El psicoanálisis rompe con el sentido, abriendo a la pregunta por el deseo. La dimensión del goce del paciente entra en juego, haciendo desconsistir al Otro. Romper con el sentido es la dirección que toma el psicoanálisis y los efectos analíticos son la consecuencia de esta postura ética, es decir, procurar el advenimiento del sujeto en el análisis. El efecto analítico se aleja de los objetivos de salud preestablecidos (ya que el efecto analítico no se puede establecer a priori de que ocurra), respetando cada singularidad en relación al padecer.
Para entender el concepto de demanda en psicoanálisis, primero es necesario entender como es el dispositivo en el cual se le da lugar.El dispositivo analítico implica la asociación libre, es decir, la regla fundamental, que se complementa con la atención flotante del analista. Esta regla implica que el paciente exprese todo lo que se le ocurra al analista, tratando de dejar de lado censuras, ya sea porque el contenido de sus pensamientos sean inapropiados, desagradables, vergonzosos, etc.
La regla fundamental permite que se ponga en juego un tipo de comunicación en el que los elementos inconscientes pueden llegar a ser más accesible al ponerse en evidencia nuevas conexiones o lagunas significativas en el discurso. Esta regla apunta a silenciar el discurso del yo, para lograr el advenimiento de ese otro discurso inconciente, es decir, el del ello. La regla de decirlo todo está destinada a hacer aparecer en el discurso del analizado la dimensión de  demanda en relación al Otro. Esa demanda es inconciente, y solo tiene paso gracias a la puesta en marcha del dispositivo analítico, a la relación entre un analista (con una posición bien determinada de abstinencia) y un analizante.
Pero para hablar de demanda, hay que tener en cuenta que el concepto tiene varias vertientes. Es indispensable conocerlas para saber que aspectos y características incluye.
Existe lo que podría llamarse demanda de significación. Es la demanda inicial, aquella que la psicoterapia iguala al pedido de curación, y la obtura de significaciones externas y extranjeras al sujeto. El terapeuta no pone a trabajar esta demanda de significación, sino que responde a la misma obturando el deseo del sujeto. El sujeto queda expulsado del dispositivo terapéutico. El psicoanalista debe abstenerse de responder inmediatamente a esta demanda, para poder ponerla a trabajar en el análisis. Hacer de esta demanda explicita un interrogante para ese paciente. Es decir, que hay de el, en cuanto sujeto, en su padecimiento y en su pedido al profesional de ser curado. Responder a la demanda, en este caso, podría tener como resultado efectos terapéuticos, pero no dan lugar a los efectos analíticos. Esos efectos terapéuticos deben ser considerados al nivel de la sugestión, de ese primer nivel del grafo del deseo que no pasa al segundo.
Esta demanda inicial no implica una demanda de análisis. La demanda de análisis sobrevendrá cuando el paciente haya aceptado el modo de trabajo del dispositivo analítico, es decir, cuando haya podido entrar plenamente en un análisis, dando lugar a que esa misma demanda inicial de sentido sea interpretada. Cuando el padecer se vuelve una incógnita en relación al propio ser del sujeto y de su responsabilidad en ello, la demanda que se pone en juego es muy diferente a la del pedido inicial de curación por parte de otro que sabría como curar (según las expectativas del paciente). En otras palabras, no se responde a esa demanda inicial de sentido sino que se abre a la oportunidad de interrogarla.
La demanda es siempre demanda de amor. Se demanda al Otro que obture una falta en ser. Responder a esta demanda (que siempre es un imposible) en el análisis no permite su interpretación, y deja por fuera el poder develar que posición esta jugando el analista para ese analizante en ese dispositivo de demanda de amor. ¿Cuál es la falla que esta pretendiendo obturar mediante esa demanda de amor? Esto se resume en el concepto de demanda al Otro.
Al mismo tiempo, como contratara, esta la demanda del Otro. Esta implica ya la alineación de un sujeto que sirve a los mandatos del Otro. No se sabe nada del deseo. La persona desconoce el deseo, la falta, acomodándose en las demandas que provienen del Otro. De esta manera podría decirse que la psicoterapia responde a la demanda del paciente con una demanda del Otro. El terapeuta se ubica en el lugar del discurso del Amo, para obturar desde allí el deseo del paciente, sin posibilidades de que advenga un sujeto.  Puede decirse que por un lado, la sintomatología del paciente se debe justamente en parte, a que algo se desacomodó en relación a las demandas del Otro, y llega  a la terapia demandando un nuevo Otro que le demande, para poder volver a acomodarse a esa demanda que apacigua y que invisibiliza al deseo. Si todas estas posibles interpretaciones de la demanda y sus vertientes quedan por fuera del análisis, se tiende a una obturación del paciente y a la imposibilidad del surgimiento de efectos analíticos.
Por ultimo, es necesario definir el concepto de transferencia. Básicamente, la transferencia es un fenómeno que se daría en cada interacción humana. La persona pone en juego prototipos infantiles en la relación actual con el otro, otorgándole roles, afectos, deseos, valores, etc. que son inconcientes. Se realiza una superposición del objeto originario infantil con el actual. El paciente ubica al analista en una serie psíquica en la que este último aparece como un sustituto paterno. Es decir,  ese lugar de Ideal del yo sigue el modelo paterno en el que cada neurótico ubica a su padre como idealizado. A partir de este modelo de base, en lo sucesivo la persona ubica en ese lugar paterno, a aquellas figuras que por ciertas características se vinculan con ese padre idealizado. En el caso del análisis, el analista ocupa ese lugar para el paciente.



Desarrollo

Como se lo expresara anteriormente, uno de los ejes para fundamentar la hipótesis es la utilización de la casuística. En este trabajo, los casos (o los extractos de los mismos) que se utilizan son: el de Manuel, que aparece bajo  el titulo de  el tratamiento de la demanda terapéutica: dos resultados.# Por otro lado, el de Juan, en nuevas formas, antiguos conceptos#. Por ultimo, el caso de Minna, llamado el hilo de la vida.#
Manuel llega al encuentro con el psicoanalista con un gran monto de angustia y crisis de llanto. En un primer momento, ubica como causa de su malestar un ascenso laboral, lo que implica un nuevo ambiente de trabajo que deviene el blanco de sus quejas. Luego menciona que unos años atrás, una situación similar le produjo como consecuencia una colitis ulcerosa. Como resultado de la misma, Manuel tiene un ano contranatura.
A partir de este momento, el texto indica una intervención del analista. La palabra ¨ superado ¨, que pronuncia el paciente cuando se refiere a su relación con su mutilación quirúrgica, es devuelta por el analista en forma de interrogación. A partir de ahí, Manuel empieza a recordar situaciones que se relacionan con la superación, significante materno  ¨ que ordenaba su vida en una empresa de permanente demostración de potencia ¨#. Este punto del caso es sumamente relevante para el objetivo de esta investigación.
Cabe preguntarse qué hubiera sucedido con este paciente si hubiera sido atendido desde una perspectiva terapéutica dentro de las psicoterapias, con las características con las que Miller describe a las mismas. Dependiendo del tipo de terapia a la que concurriera, se podría hipotetizar diferentes abordajes para el cuadro de Manuel. Por ejemplo, seria factible pensar que si el paciente comunica explícitamente que sus problemas y angustias tienen que ver con su nuevo ambiente laboral, la psicoterapia tomaría este discurso para plantear el problema y la solución del mismo, ya que la misma no se abstendría a tomar en cuenta al proceso primario y su discurso. Manuel debe adaptarse entonces a este nuevo ambiente de trabajo. Mediante técnicas y estrategias avaladas científicamente por su eficacia, se trabajaría con Manuel para que aprenda a adaptarse, o mejore su adaptación a ese medio estresante para el. Si Manuel logra adaptarse, entonces se puede decir que esta terapia ha tenido un efecto terapéutico muy valioso y comprobado. Aquí importa el problema objetivamente y lo mismo para la solución.
Mas allá de esta situación hipotética, hay un hecho concreto. Manuel, anteriormente a la visita al psicoanalista, ha sido tratado con medicamentos. No se puede saber que tipo de medicamentos o que tipo de terapia ha sido la que ha llevado a cabo, pero lo que si es claro es que los fármacos no han logrado reestablecerlo. Igualmente, en el caso de que los medicamentos hubieran tenido efectos terapéuticos observables, ni en la farmacoterapia ni en las psicoterapias se podrían haber obtenido efectos analíticos.
Las psicoterapias actúan sobre el primer nivel del grafo del deseo, dejando inmodificado el goce del sujeto. Es importante la siguiente pregunta formulada por Lombardi: ¨¿Cómo demostrar que una psicoterapia conductista, sistémica o cognitiva no opera meramente por sugestión, sugestión disfrazada en el lenguaje que la ciencia de turno pone de moda, el de la neurobiología, el de la teoría de los sistemas, el de la información? ¿Cómo demostrar que se atribuye a la ciencia lo que en verdad responde a la religión, a lo que de la palabra religa, alguna forma de identificación con el Otro, alguna forma de creencia en el Otro?¨#
Entonces, si desde la psicoterapia se actuara, se respondería a la demanda de amor o de sentido que este paciente trae a la consulta. Se obturaría de significaciones su falla y su padecer, otorgándole coordenadas imaginarias en donde pararse y volver mudo su síntoma. Es demanda de amor, porque aquel que sufre busca al profesional que ocupe el lugar de Otro completo, desde donde se le indica que hacer, como hacer y que ser. A partir de este lugar de ideal del yo, en que el psicoterapeuta se posiciona desde el discurso del Amo, el paciente logra establecer un yo ideal que lo devuelve imaginariamente a un estado de normalidad perdido por la aparición del síntoma. En pocas palabras, lo que produciría efectos terapéuticos desde este modo de trabajo, es el factor sugestivo, a nivel del yo. La persona se aliena entonces a la demanda del Otro completo, justamente para velar su deseo y la falta en ser que esto implica. La preocupación de Freud por esta variable en juego en la relación entre paciente y médico está desde temprano en su obra: ¨ Un factor que depende de la disposición psíquica de los enfermos viene a influir, sin que nosotros lo busquemos, sobre el resultado de cualquier procedimiento terapéutico introducido por el médico. Casi siempre lo hace en sentido favorable, pero a menudo también en sentido desfavorable. Hemos aprendido a aplicar a este hecho la palabra «sugestión» (…) Nosotros, los médicos, todos ustedes, por tanto, cultivan permanentemente la psicoterapia, por más que no lo sepan ni se lo propongan; sólo que constituye una desventaja dejar librado tan totalmente a los enfermos el factor psíquico de la influencia que ustedes ejercen sobre ellos. De esa manera se vuelve incontrolable, indosificable, insusceptible de acrecentamiento.¨#
Volviendo a lo que ocurre efectivamente en la intervención del psicoanalista sobre el discurso de Manuel, lo que se puede inferir es justamente la puesta en juego de la demanda del paciente, en lugar de responder a la misma. La demanda que podría establecerse como explicita, es decir, el pedido de curación de la angustia en relación al nuevo ambiente laboral, es abordada no desde la vía del sentido, sino desde la del discurso inconciente. De esta manera, lo que se intenta es desplegar el inconciente, para que emerja el sujeto, y la dimensión del deseo y la demanda inconciente, que están en la base de aquella demanda explicita inicial.
Esta intervención tiene efectos evidentes en Manuel, es decir, efectos analíticos. Desde que el analista le devuelve su propio discurso (¨ ¿superado?¨) sin aportar a la vez nuevas significaciones, el analizante empieza a cuestionar estos significantes, su procedencia, la relación de estos para con las figuras de autoridad y garantía (su madre) y, se podría decir, se empieza a jugar algo del deseo y de su responsabilidad en lo que le sucede: ¨ Su estrategia imaginaria comienza a ser descubierta en un proceso de rectificación subjetiva, que alcanza incluso a modificar su posición de resignación complaciente con respecto a la operación sufrida ¨ #El paciente comienza a cuestionarse y a sorprenderse de su relación de aceptación para con su ano contranatura, relacionada a los significantes maternos que lo identificaban a su padre en la enfermedad física. En cuanto al concepto de demanda, se infiere que Manuel ha estado ordenado bajo la demanda de ese Otro materno, que de alguna manera le exigía superarse, tanto en lo laboral como también en las falencias físicas. De esta manera, degradando el deseo en demanda, la persona completa al Otro, evitando saber sobre la falta del Otro que le garantiza y le otorga un ser allí donde falta.
A partir de esto cabe preguntar: ¿Qué posibilidad de ocuparse de su propio cuerpo hubiera tenido Manuel en una psicoterapia con objetivos preestablecidos, teniendo en cuenta que su demanda explicita no tenia nada que ver con este problema? Este es un ejemplo de por qué, en psicoanálisis, no es pertinente hablar de efectos esperables o predeterminados. Por otro lado, la rectificación subjetiva implica además, la resignificación de su padecer. Manuel, en el que han cedido tanto la angustia como las crisis de llanto (que podrían pensarse como efectos terapéuticos por ¨ añadidura ¨) también advierte un cambio en la significación de su padecimiento. El mismo entiende que los motivos de su malestar no empezaban y terminaban en su nuevo puesto de trabajo, sino que este era el escenario donde se desplegaba su sufrimiento.
Esta construcción de la demanda de Manuel, que sigue un trayecto desde una demanda de significación a una demanda implícita o inconciente en relación al Otro, es un efecto analítico en cuanto se modifica la posición subjetiva del paciente. Ya no se aferra a los significantes maternos, sino que ahora se posiciona desde otro lugar frente a los mismos.
Pero aun así, hay otra vertiente de la demanda en este caso. Cuando los efectos analíticos empiezan a hacerse ver, el paciente queda desamparado imaginariamente, ya que se han producido efectos de división subjetiva. Entonces, se pone en juego la demanda de amor hacia el analista, buscando Otro que se ubique en ese lugar de ideal del yo desde donde acomodarse. Es la transferencia con el psicoanalista la que da lugar a esta situación. Nuevamente, el profesional podría responder a esa demanda por la vía del sentido, en el caso de las psicoterapias, o bien hacerla trabajar en el análisis, darle lugar a la interpelación y hacer posible el advenimiento del sujeto, en lugar de su obturación. Lacan sostiene "que no es el efecto de sentido el que opera en la interpretación, sino la articulación en el síntoma de los significantes (sin ningún sentido) que se encuentran allí apresados"#
Pasando a otro de los casos, esta el de Juan. El paciente consulta debido a ¨ ataques de pánico ¨, que es el rótulo otorgado en un hospital a su padecer. Claramente, lo que se evidencia desde un principio es la distancia entre la responsabilidad subjetiva y el padecimiento de Juan. Este sufrimiento es algo que le pasa, como si algo externo lo estuviera perjudicando sin que nada de él mismo estuviera en juego.
Desde esta posición se presenta Juan, alienado a las etiquetas con las que la ciencia lo ha obturado en su subjetividad, al tiempo que padece de un gran monto de angustia e inhibiciones. El abordaje que el psicoanalista lleva a cabo se divide básicamente en dos tiempos.
El primero de ellos responde a una lógica no tradicional de la disciplina, ya que el analista opta por una posición de no neutralidad ante la demanda de Juan. El paciente se presenta sin posibilidades de interrogarse por lo que le sucede.  Frente a esta dificultad, el analista se ubica como Otro que aloja, con la finalidad de que el paciente tenga la oportunidad de empezar a preguntarse por lo que le sucedía.  Es una estrategia que, si bien utiliza el método por la vía del sentido y la sugerencia, busca en su finalidad que se quiebre el sentido alienante para dar lugar a otro momento.
Ese otro momento es aquel en el que Juan logra empezar a historizar. Es el momento en que se abre a la posibilidad de un análisis. Conecta sus padecimientos con sus propias vivencias. Ese simple ¨ ataque de pánico ¨  empieza a vincularse con elementos personales. La demanda de significación, que había sido satisfecha desde el sentido por parte del abordaje científico, se abre paso ahora hacia una posibilidad de construcción de ese otro tipo de demanda, que es la demanda de análisis. En ese punto hay ya un efecto analítico. Juan subjetiva el problema. Esto significa que ya no es algo externo lo que lo aqueja, sino que su posición subjetiva ha variado. Algo del sujeto y su deseo se ponen a jugar. Al menos aparece la posibilidad de empezar a trabajar sobre ese plano de la demanda inconciente en construcción.
La inhibición de Juan reposaba sobre su imposibilidad de subjetivar su padecer. En lugar de síntoma, había inhibición.  Al momento en que se interroga, o se permite la interrogación de la demanda de significación,  se produce un movimiento subjetivo que puede ser entendido como un efecto analítico. Aparece la historización por parte de Juan y el comienzo de su implicación subjetiva para con su padecer. Ese efecto analítico, relacionado a la apertura a una nueva demanda a construir, inconciente esta, se muestra también en la sustitución de su inhibición por un síntoma obsesivo.  Lo que era su padecer, lo que lo causaba y lo que lo definía, se modifica, abriéndose a la posibilidad del análisis y al devenir del sujeto. Mientras que la demanda de significación de Juan estuviera respondida desde la vía del sentido, difícilmente se hubiera logrado un efecto analítico que implicara la posibilidad de la subjetivación del problema, y la puesta en juego del deseo. Aquella modificación en la causación del padecimiento se hubiera visto, quizás, truncada u obturada por significaciones y rótulos provenientes de un saber externo al sujeto.
Por ultimo, esta el caso de Minna. Luego de ser victima de un atentado, ella escapa de la escena, dejando tras de si a un hombre que la mira ensangrentado, como un ¨ Cristo yaciente ¨. La culpa por haber salido corriendo y no socorrer a esta persona, la perturban, incluso en los sueños.
En este caso se podría ubicar un efecto analítico en el momento del análisis en el que la paciente logra subjetivar un odio inconciente. Hasta el momento, ella actuaba desde los valores cristianos que su padre bien supo inculcarle. Pero el trauma vivido, y que volvía en cada pesadilla sin poder terminar de elaborarse, exigía algo más para esta mujer. La posición de la analista es fundamental en el efecto en cuestión. No viene a ocupar otro lugar idealizante, como aquel que ocupa el padre de Minna (y el cual es insuficiente para abordar esta experiencia traumática).
Si la paciente se hubiera topado con un psicoterapeuta directivo, sugestivo, etc. ¿se hubiera producido este efecto? Muy difícilmente, ya que el odio inconciente y desconocido para ella, encontró la manera de expresarse recién cuando pudo posicionarse ante un otro que, en vez de dirigir sus emociones y sus pensamientos, permitió que ella hablara hasta llegar a un punto subjetivo, propio, íntimo y escondido. Conocer, y reconocer que debajo de su culpa existía un odio que no supo expresar, la tranquilizó. Incluso, el intento de obturación del padecimiento que Minna busca en el amor infinito de su padre, aquel que podría sostenerla y sugestionarla, aparece insuficiente. La paciente muestra la necesidad de un abordaje diferente de su padecer. Esa demanda de significación dirigida hacia su padre no tiene la respuesta que necesitaría para aplacer su sufrimiento.
La transferencia con la analista da paso a nuevos sueños. En estos, como por ejemplo el tercer sueño, Minna se ubica en un lugar diferente al de simple receptor y consecuente obrador de los designios paternos (en este caso, maternos). El subjetivar el odio en primer lugar, el obrar por sí mismo y con convicciones propias, como lo expresa luego de este tercer sueño, muestran un efecto analítico logrado gracias a la posición de la analista. Hay cambio subjetivo y un inicio de construcción de una demanda de análisis.
Podría decirse que su padecer se vinculaba a lo que debía hacer (desde los valores paternos) y lo que ella quería hacer o sentir. El atentado traumático pone en el punto medio a Minna, y en lugar de poder resolverlo, aparece la culpa que la invade angustiantemente. La posición neutral de la analista permite a Minna una vía de encuentro con su subjetividad, que por un lado apacigua la culpa, al mismo tiempo que se responsabiliza de si misma y actúa y piensa por si misma.
Otra vez, ¿qué hubiera pasado con este padecer si la paciente se topaba con otro lugar directivo, es decir, con un discurso del amo que respondiera por la vía del sentido a su demanda explicita o de significación? Quizás hubiera encontrado otro ideal al cual aferrarse, para no saber nada de esa culpa y en que se relaciona con ella. Desde el psicoanálisis, seria lícito pensar que esta consecuencia seria de la naturaleza de la sugestión y no de la subjetivación. Inclusive, podría haber concluido en algo aun peor para Minna: ella tenía un quiste, del cual se ocupa luego de la experiencia analítica. Se ocupa, se responsabiliza de ella misma. Una terapia con un profesional directivo quizás nunca hubiera logrado que la paciente llegara al punto de hacerse cargo del mal en su cuerpo, con consecuencias mortales. Lógicamente,  esto solo una hipótesis posible. Los efectos analíticos, y consecuentemente terapéuticos, están entonces evidentemente relacionados al modo de trabajar en el dispositivo psicoanalítico, en el que la neutralidad del analista y la apertura a una construcción de demanda inconciente son elementos fundamentales.


Conclusión

El problema inicial de este trabajo de investigación abordaba la temática de la demanda, desde la concepción psicoanalítica, y la relación con los efectos de esta disciplina.
Se desprende la hipótesis de que la construcción de la demanda produce efectos analíticos y que estos conllevan, a su vez, efectos terapéuticos. A partir del desarrollo, se puede afirmar que la relación entre los conceptos que la hipótesis plantea, es correcta (teniendo en cuenta que esta no es una investigación propiamente dicha, sino que es un trabajo investigativo limitado a los fines de la materia cursada). Es decir, desde los casos expuestos y utilizando la bibliografía de consulta, se puede aportar material para sostener que los efectos analíticos no podrían darse si la demanda no es construida y trabajada a lo largo del análisis mismo, evitando responder a la misma (la demanda explicita o de significación) para dar lugar al discurso del inconciente. Si bien el material casuístico utilizado no permite dar cuenta de que haya una demanda de análisis, si permite observar efectos analíticos en relación al cambio de posicionamiento subjetivo, al deseo y al goce. Por otro lado, cuando puede verificarse una transferencia puesta en juego en cada caso, es correcto sostener que la demanda se esta construyendo.
A la vez que se evita la obturación de la demanda mediante la vía del sentido, se abre a la interrogación de los pilares subjetivos en el que la demanda relacionada a Otro se hace presente. Y es a partir de esta modificación subjetiva, es decir, de los efectos analíticos que también aparecen los efectos terapéuticos (que son mas al nivel de lo explícito y de lo que la ciencia y el sentido común establecen como terapéutico). En definitiva, la apertura al trabajo de la demanda en análisis conduce a la producción de efectos a nivel del sentido y, sobre todo,  al nivel que va más allá del sentido.











Bibliografía



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