miércoles, 19 de mayo de 2021
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miércoles, 18 de enero de 2017
Sexo y Género
Los discursos de corte conservador suelen establecer una continuidad natural entre el sexo de una persona y su género. Como si la genitalidad determinara inmediatamente la identidad.
Esos discursos olvidan que el ser humano es infinitamente mas complejo. Si todo estuviese determinado por la biología no se tendría porque discutir mas nada. Ya todo estaría escrito y predeterminado, como quizás suceda en el reino animal. El instinto y los cuerpos funcionarían según las reglas del mundo natural y no habría lugar para nada mas.
Pero hay un detalle importante: el cuerpo biológico humano esta atravesado por el Símbolo. Somos seres culturales para bien o para mal. Entonces ya no es posible sostener aquel reduccionismo que iguala el sexo con el género.
El cuerpo posee una genitalidad: macho o hembra, pene o vagina. ¿Pero es la anatomía el destino?
El género es todo aquello con lo que se asocia a esa anatomía, pero esa asociación es arbitraria, artificial, cultural. Ya no es natural. Ya no es instintiva. Se trata de un sistema mas complejo.
¨El género, considerado como los atributos socioculturales relacionados con los roles, valores, actitudes, prácticas o características, que una determinada sociedad o cultura humana impone diferencialmente a las personas a partir de su sexo, determinando la “femineidad” y la “masculinidad”. No obedecen a un conjunto fijo de determinantes biológicos, sino que responden a situaciones particulares y se generan dentro de estructuras definidas que determinan “qué es ser mujer” y “qué es ser varón” en cada contexto sociocultural a lo largo de la historia¨(http://psicologosentuayuda.com/diferencias-entre-sexo-genero-y-sexualidad/)
Todos nacemos con un cuerpo, macho o hembra, y dependiendo de la familia en la que hayamos nacido, el barrio, la época, etc, se nos impondrán ciertas características artificiales. Esas imposiciones sociales se naturalizan, esto quiere decir que perdemos la noción de que no son mas que arbitrariedades y las consideramos naturales.
Las contradicciones que nacen de hacer sinónimo el sexo con el género da lugar a todo tipo de enfermedades psíquicas y sociales. Se legitima la violencia y la discriminación sobre aquellos cuerpos que no ¨cumplen¨ con las funciones que la sociedad les exige. Se condiciona el desarrollo de la personalidad, creando conflictos, contradicciones y alteraciones de todo tipo.
En la clínica psicoanalítica se parte de la premisa de que el género no tiene porque corresponder a nada biológico. Por ejemplo, el nacer con pene no significa que para ser sano o normal, esa persona tenga que sentirse hombre y actuar como tal según la heteronorma.
Lo sano mas bien, es permitirle a esa persona el reencontrarse consigo mismo mas allá de los condicionamientos sociales que lo oprimen y le generan el padecimiento psicológico.
Por Lic. Esteban Fernandez (UBA)
MP 83605
domingo, 13 de marzo de 2016
¿Qué es un Trauma
Psicológico?
La
definición más rápida de trauma se asocia a una lesión, a un daño. Es un
concepto de la medicina que se utiliza también en lo concerniente a la esfera
de lo emocional o lo psicológico.
Si se unen
los cabos, se resuelve inmediatamente que un trauma psicológico debe ser un
daño o lesión a nivel de lo emocional, análogamente a lo que sucede
físicamente. El daño provoca una marca, y requiere de algún tipo de
intervención para poder solucionarlo o superarlo.
Esta
idea es correcta, pero incompleta. La psiquiatría (que no deja de ser una especialidad
dentro de la medicina y sus parámetros) sostiene que:
¨Eventos traumáticos o Trauma psíquico es una experiencia que causa daño o sufrimiento físico, emocional o psicológico y es un hecho que se percibe y se experimenta como una amenaza para la seguridad de uno o la estabilidad de su mundo.
Un evento traumático
puede involucrar:
·
Traslado a un lugar nuevo
·
Ansiedad
·
Muerte de un amigo, miembro de la familia o una mascota
·
Divorcio
·
Miedo
·
Hospitalización
·
Pérdida de confianza
·
Dolor
·
Lesión física o enfermedad
·
Separación de los padres (percibido como abandono)
·
Terrorismo o un desastre masivo
·
Violencia o guerra¨ [1]
Desde el
psicoanálisis, la idea de trauma es, por fuerza, mas amplia. En la obra de S.
Freud hay un desarrollo del concepto, que va quizás desde esta posición
positivista del término (trauma=daño percibido, amenazante) hasta otra mas
propia.
En principio, la
teoría psicoanalítica se basaba en el concepto de que un síntoma neurótico (por
ejemplo: obsesiones, fobias, conversiones histéricas, etc.) podía reconducirse a sus estados germinales,
en los cuales se hallaría siempre un suceso traumático para el sujeto enfermo.
Por regla general, ese trauma se ubicaba en épocas tempranas del desarrollo
psíquico que, si no se intervenía al respecto, podia seguir su camino hasta la
vida adulta, condicionando desde lo inconsciente.
Pero al proseguir
con su trabajo clínico e intelectual, el mismo Freud se vio obligado a tener
que repensar todo este mecanismo. El mismo advirtió que un trauma no es siempre
un hecho dañino en si mismo. No se trata siempre de un suceso emocionalmente
impactante, desbordante o intolerable para el sujeto.
Mas aun, esa marca
en el psiquismo no siempre proviene de un hecho traumático, en el sentido que
venimos manejando. Esas marcas tienen que ver también con lo que proviene del
otro. Algo que se transmite al sujeto, desde su infancia, quizás desde antes de
nacer, tiene la particularidad de instalarse profundamente en lo inconsciente del
sujeto.
El aparato psíquico
es algo que se va formando desde muy temprano. Para poder desarrollarse, se nutre
de la batería simbólica (Lacan dirá: ¨significante¨) que la cultura, sociedad,
familia, en fin, el otro le otorga al sujeto.
¿Esas marcas pueden
ser palabras? Si.
Pensemos en un
ejemplo que grafique mejor la idea:
La sociedad en la
que vivimos tiene una lógica simbólica que favorece un tipo de sexualidad por
sobre otras. Muchas veces, esas otras formas de sexualidad son entendidas como
incorrectas, marginadas y hasta atacadas. ¿ que hay de malo en las diferentes
formas de sexualidad realmente? Nada, pero simbólicamente pueden ser entendidas
como degradantes, enfermas, pecaminosas, etc.
Entonces, si desde
que nacemos nos ¨enseñan¨ que solo la heterosexualidad es valida (por ejemplo),
¿como vivir siendo uno algo diferente a ese estandar de sexualidad transmitido simbólicamente?
El padecimiento aquí no surge de un trauma dañino en principio. Surge mas bien
de la contradicción psicológica que establece un armado simbólico, escrito en
lo inconsciente del sujeto, en relación al aspecto real de su sexualidad. ¿Que
resultado tiene esta contradicción? El síntoma neurótico.
Se podría pensar de
esta manera, que el trauma es simbólico sin haber sino nunca percibido como
algo amenazante sino más bien como algo absolutamente normal.
Por Lic. Esteban
Fernandez (UBA)
MP 83605
martes, 5 de marzo de 2013
¿Sirven los Psicofármacos?
¿Sirven los
Psicofármacos?
Según el efecto
que provoquen, pueden encontrarse los siguientes grupos de psicofármacos:
ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos e hipnóticos, entre otros. Dentro de cada
grupo hay una gran diversidad de drogas y marcas que deben ser prescriptas por
un profesional médico.
Si los
psicofármacos tienen efectos absolutamente demostrables, quedaría por sentado
que sirven. Y podemos afirmar que sirven, sin lugar a dudas. Quizás la pregunta
más importante sea esta: ¿Para qué sirven los psicofármacos?
Podría decirse que
la medicación psiquiátrica actúa directamente sobre el organismo, inhibiendo o
estimulando sus funciones según el cuadro clínico que amerite tal o cual
efecto. Por ejemplo, si se trata de un cuadro depresivo, el fármaco actuará en
el cuerpo provocando una estimulación intentando revertir el ¨ aletargamiento ¨
del paciente. Por otro lado, si el padecer se asocia a cuestiones de ansiedad
lo que se prescribirá será, lógicamente, un ansiolítico que inhiba el mecanismo
físico que da lugar a tal manifestación en la persona.
Pero, ¿es lo mismo
impedirle al cuerpo sentir el padecer que solucionar lo que lleva a la persona
a tal sufrimiento?
Muchos pacientes
que tienen o tuvieron la experiencia del psicofármaco expresan que, bajo los
efectos de la sustancia, ¨ no son ellos mismos ¨ o ¨ están como adormecidos ¨. Esto
sucede así porque la medicación sirve, si, pero a modo de analgésico del alma , si se me permite la expresión.
Si bien es el
organismo el sostén de las sensaciones, no significa que sea el causante de las
mismas. Comparar un cuadro de alteración orgánica (por ejemplo, causado por un
virus) con uno de padecimiento psicológico, como si fueran equivalentes, lleva
a que muchos profesionales aborden la problemática de una manera no del todo
favorable.
Desde el
psicoanálisis lacaniano se aborda la enfermedad mental desde 3 registros
fundamentales: lo real, lo simbólico y lo imaginario. Sin entrar en detalles
excesivos, la tendencia de la psiquiatría contemporánea es intervenir casi pura
y exclusivamente en uno de esos tres registros: el de lo real del cuerpo. Se
comprenderá rápidamente que la idea del psicoanálisis no es dejar de lado el
interés por lo orgánico, sino de que éste sea incluido junto a los otros dos, al
mismo tiempo que la psiquiatría excluye lo simbólico y lo imaginario. En otras
palabras, mientras que la psiquiatría reduce la problemática a la naturaleza de
las sinapsis neuronales, el psicoanálisis intenta abrir el campo de
intervención e introducir el cuerpo como parte de la problemática, no como el
inicio y el fin de la misma.
Un ejemplo
sencillo graficará mejor lo expuesto: una persona que pierde sorpresivamente su
trabajo puede sentir un incremento de la ansiedad (aunque no necesariamente
tuviera que suceder de esta manera). Se puede medicar a esa persona para
inhibir las funciones orgánicas que le permiten sentir esa ansiedad, pero poco
se soluciona la problemática que dio lugar a la aparición de ese malestar, que
está relacionado con la vida de esa persona. El trabajo puede representar para
esa persona el real sustento de vida de él y de su familia, al mismo tiempo que
también pueden ponerse en juego cuestiones imaginarias donde el ego o el yo
sufre una herida grave, dependiendo del lugar simbólico e inconciente en que
ese trabajo se ubicaba en la trama psíquica del paciente.
El psicoanálisis
no niega la importancia de la intervención por medio de psicofármacos, sino que
los incluye como posibilidad según el caso y entendiendo que lugar ocupa y cual
es la limitación de los mismos.
En conclusión, la
medicación psiquiátrica sirve, por lo general, para calmar un padecer y hacer
desaparecer una sintomatología especifica, pero nada puede hacer para resolver
lo que dio lugar a ese cuadro.
Por Lic. Esteban Fernandez
MP 83605/ MN 50316
Contacto: lic.esteban.fernandez@gmail.com / tel: 15 3950 6199
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San Justo, Buenos Aires Province, Argentina
jueves, 20 de septiembre de 2012
Ley de Talles y su impacto en las Adolescentes
Por Lic. Esteban Fernandez
Columna de opinión para publicación en www.periodicosic.com.ar
Link con la nota completa: http://periodicosic.com.ar/2012/09/el-cuerpo-a-merced-de-las-reglas-del-mercado/
El incumplimiento
de la ley 12.655 (o ¨ ley de talles ¨) implica, en principio, el
establecimiento de un ideal del cuerpo femenino y una negación de todo aquello que no se adecue al mismo.
Así se transmiten
e institucionalizan en la sociedad una serie de conceptos que, implícitamente,
tienen un efecto negativo sobre la población. Por un lado, el mercado está
expresando que solo existe la mujer
delgada, o aquella que concuerda con los talles que oferta. Esos cuerpos
que quedan por fuera de esta oferta comercial parecen invisibles, sin
importancia, sin una existencia. Así se ejerce una fuerte discriminación, como
si solo tuviera derecho de vestirse y de
ser mujer aquella que tiene la suerte de concordar con el ideal que el
mercado recorta, dibuja y moldea sobre la silueta femenina.
La adolescencia es
un periodo donde la subjetividad sufre una crisis. La pubertad transforma al
cuerpo y la joven tiene la tarea de venir a darle sentido a ese nuevo cuerpo.
Debe significarlo, comprenderlo, abordarlo y hacerlo propio para cuidarlo y
disfrutarlo. ¿Qué podría suceder si su imagen es negada por el mercado o por el
ideal social? En principio no puede decirse que necesariamente tuviera que
suceder algo, como si se tratara de una reacción química donde cada causa tiene
su efecto estrictamente determinado. En cada caso dependerá de la estructura
subjetiva (historia personal, deseos, fantasías, etc.) para comprender el
impacto que esa discriminación comercial está ejerciendo. En ocasiones ocurre
que el narcisismo (o autoestima) de la adolescente se ve socavado al considerar
que en su cuerpo o imagen hay algo erróneo, negativo o desvalorizado por el
hecho de que no va en paralelo con los ideales. En resumen, se vislumbra que esta
persona está apropiándose inconcientemente de una significación externa y
compartida para darle sentido a su propio cuerpo. Si esa significación le dice
que su cuerpo no es el correcto, el resultado es fácil de predecir.
Pero, ¿Es esto
suficiente para provocar un cuadro de anorexia, bulimia u otro trastorno de la
alimentación? La respuesta es compleja y seguramente no haya una sola, sino
múltiples. Desde el psicoanálisis es importante diferenciar diagnosticamente
eso que es denominado como un trastorno de la alimentación. Que una chica
presente los síntomas de lo que la psiquiatría entiende como anorexia, por
ejemplo, no expresa nada de la problemática subjetiva. Una joven puede evitar
comer debido a una obsesión con su
figura, tratando de estar más ¨ linda ¨, más delgada, más acorde al ideal, etc. Estos son los casos donde lo que esta en
juego es su narcisismo, como se lo expresa anteriormente. Muy diferente son los casos en donde lejos de
querer alcanzar un ideal o estandarte estético social, la adolescente evita
alimentarse, alimentándose de nada debido
a una conflictiva inconciente en donde se pone en juego las ligazones afectivas
inconcientes del Complejo de Edipo. En otras palabras, en estos casos es
posible que el incumplimiento de la ley de talles influya de alguna manera en
el cuadro clínico, pero el foco de la problemática excede a esa cuestión y
tiene raíces inconcientes infantiles mucho mas profundas y complejas. El
conflicto, antes que ser entre la imagen ideal social y su cuerpo (como seria
en el caso de las chicas obsesionadas con una dieta), es entre el deseo materno
de alimentar y la reacción de defensa de la chica que busca una separación
desesperada del mismo.
Mas allá de las
diferencias clínicas en cuanto a los trastornos alimenticios, es importante
reflexionar sobre los alcances que el incumplimiento de esta ley puede tener al
sostener una discriminación activa que no puede ni debe ser legitimada.
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martes, 4 de septiembre de 2012
Tengo, Luego Existo
Por Lic. Esteban Fernandez
La máxima cartesiana que reza ¨
pienso, luego existo ¨ intenta dar cuenta de la certeza de la existencia a
partir de la duda. Se puede dudar de la vigilia, del sueño, del día y la noche,
de Dios, del tiempo y del espacio. Pero de lo que no se puede dudar…es de que
se duda. Hay algo que alberga la duda, el pensamiento o la razón y ese algo es
un ser.
Sobre este tipo de afirmaciones
descansa el lente interpretativo moderno a la hora de entender la existencia,
el ser o el yo. Es innovador si se tiene en cuenta que la edad media tiene un
fuerte andamiaje en la Fe, la que podría entenderse como el reverso de la duda.
No es casualidad que la ciencia gane terreno hasta convertirse en el modo
hegemónico de pensar, donde la cuestión de la existencia solo puede buscarse
mediante el método y la razón.
El ser, en el mundo moderno, se
cuantifica. Se mide, se compara, se clasifica, se
categoriza, se etiqueta, etc. El ser entra al laboratorio. La duda y la razón
definen la posibilidad de existencia, y definen el método con la cual venir a
dar cuenta del grado, cantidad y calidad de existencia que allí habita.
La manera en que la ciencia enmarca
a la subjetividad, va más allá de las fronteras del laboratorio y se vuelve un
mecanismo social de identificación del yo con el ser[1]. Ante las dudas existenciales que la religión
ya no puede responder, hace falta una piedra de toque que resguarde al hombre
de la angustia del no-ser. Ese interrogante, que apunta inevitablemente a una
cuestión profundamente metafísica o abstracta, es contestada con algo tangible,
concreto y que permite al ¨ si mismo ¨
medirse y definirse de algún modo.
El psicoanálisis defiende la idea de
que la angustia es universal para el hombre. Entiende que hay hombre allí donde
el mero ¨ cachorro humano ¨ es ¨ traumatizado ¨ por el efecto del lenguaje, es
decir, de la cultura. La irrupción del
sistema simbólico y su orden artificial, que precede al nacimiento de cada
persona, vuelven al ser natural del humano una mera circunstancia mítica. Lo Real queda perdido por efecto del Símbolo,
el cual introduce la falta en ser. Lo Simbólico nunca es lo Real, pues lo Real
es aquello que queda por fuera de lo Simbólico. En otras palabras, el orden
natural en el ser humano nunca fue tal, pues esta perdido de entrada debido al
lenguaje. No hay ser, puesto que esta perdido. El objeto del instinto no
existe, y la relación del ser con el mundo no puede ser mas que perversa, en el
sentido de que no hay manera de que pueda volver a ser natural. Por supuesto
que hay un orden, pero no esta dado por un apriorismo biológico, sino que es
construido sobre el símbolo que encarna a la ley.
En resumen, la condición del hombre
es aquella que necesariamente conlleva a la perdida irreparable de una
identidad Real. Y de allí el mecanismo de las identificaciones imaginarias,
tratando de emparchar esta falta universal introducida por el orden simbólico.
A lo largo de la obra de Freud se
encuentran sobradas referencias a la novela familiar en la que se pone en juego
una dinámica de amor y odio del niño para con sus padres [y de los padres para
con el niño]. Categorizado como Complejo de Edipo, se describen las vicisitudes
de la puesta en juego de la pulsión humana en el encuentro con la ley que la
ordene en pos de la inclusión del individuo en la sociedad. Es casi un cliché
que el varoncito ubique a su madre como el primer objeto de amor y, como
consecuencia de esta actividad libidinal, a su padre como un rival al cual odia
de muerte.
Cualquiera sea la trama que se
despliegue en el complejo edípico de una persona, no deja de ser mas que un
recubrimiento imaginario, una novela fantaseada y construida por la neurosis de
cada uno, sobre un agujero estructural que se vuelve insoportable para el ser.
Podría decirse, forzando las cosas, que el Edipo no es más que el modo
neurótico de no saber nada de la falta, de lo imposible, de la castración, de
la muerte y de la falta en ser.
La prohibición del incesto,
introducida por la función paterna dentro del complejo de Edipo, imprime la ley
simbólica que castra al niño [y a la madre], que separa, que ordena y limita. El
goce total es imposible, la unión perfecta es mítica, la finitud se hace
patente y el ser cae en la cuenta de su incompletud y de la del prójimo. El
sujeto se enfrenta con la muerte, con el agujero y opta por taponarlo. Allí
donde lo Real [donde podría ubicarse al goce total, instintivo, completo] queda
agujereado por el atravesamiento de lo Simbólico [por ejemplo, el Deseo materno
y la Ley paterna], el sujeto ubica una ficción imaginaria [el complejo de Edipo
tal y como se lo encuentra en la obra freudiana] para no saber nada de eso que
sabe. Ante la angustia se ubica el tapón.
En ese lugar determinado aparece el
Falo como significante que no significa nada. Aquello que tapa el agujero del
Otro, que le da sentido al Deseo materno y que vendría a completarlo es Falo.
El sujeto pasa a identificarse con el mismo, según la ficción imaginaria que
rodee al significante, en pos de completar al Otro y en el mismo movimiento, completarse
a si mismo. Pero en una secuencia lógica, el sujeto pasa de Ser Falo que Tener falo.
De esta manera, la persona ordena su vida en el tener o no tener, tanto
varones como mujeres. La consecuencia imaginaria del complejo de Edipo del
varón es, por lo general, la amenaza de castración que lo acompaña a lo largo
de su vida. De esta manera, se considera feliz mientras Tenga falo [representado
por un auto, una propiedad, dinero, prestigio, sabiduría, una mujer, el pene
mismo, etc.] y sentirá la amenaza de desestabilización emocional en cuanto a la
posibilidad de Perder falo, siendo muy común la obsesión.
En el caso de la mujer, la cuestión
de No Tener falo esta desde el punto de partida y su posición será mas vertida
hacia la cuestión del reclamo al otro, que le debe algo. En otras palabras, no
tiene y quiere tener.
Sea como sea, ambas ficciones
fálicas giran en torno al tener o no tener. El ser, en cuanto es no-ser, se
identifica a algo mas o menos medible. Eso es lo que permite el falo. No hay
nada ¨ natural ¨ que especifique que la vida del ser humano se deba debatir
entre el tener o no tener, sino que es un recurso contra la angustia del no
ser. Es preferible adormecerse en los avatares del falo que enfrentarse a la
angustia que le hace de soporte lógico a toda esa escenificación neurótica.
La modernidad hace un altar de esta
dinámica del ser = tener, propia de lo humano, y la potencia a niveles sin
antecedentes en la historia obteniendo fenómenos como el del consumismo masivo
y un orden capitalista desmedido y salvaje. En pocas palabras, el parche a la
angustia existencial de la época puede resumirse en Tengo, luego existo.
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martes, 26 de junio de 2012
Retrato de Sigmund Freud, por Lic. Esteban Fernandez
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